ELEMENTOS NATURALES DE LA LITURGIA (I)
La Iglesia, cantora de la naturaleza y de su Creador, y amante del simbolismo, debía aprovechar para su liturgia algunos de esos elementos como signos eficaces de valores sobrenaturales y salvíficos. El mismo Cristo los usó y les comunicó virtudes secretas en orden a la vida sobrenatural. Por ejemplo, el agua en el perdón, la saliva en el ciego, el hálito en el cenáculo, etc. Jesús explotó su simbolismo en sus discursos y parábolas: la luz, sal, vid, grano de mostaza, etc.
Ø LUZ
De todas las obras de la Creación,
la luz parece ser la más excelente. Con ella empezó Dios a adornar el mundo. Es
la más hermosa de las creaturas naturales y de ella beben la belleza todas las
demás. En la Vigilia Pascual se nos da la clave. La Iglesia bendice la luz
sacándola del nuevo fuego y la introduce a la iglesia con el cirio pascual. La luz,
por tanto, representa y rinde tributo a Jesucristo, “Luz del mundo”, símbolo de
la presencia divina y de fiesta.
Ø FUEGO
Es, al mismo tiempo, de los elementos
más misteriosos y terribles. Sin él, apenas se podría vivir. Es fuerza que
quema y alumbra, mata y vivifica, destruye y purifica. La Iglesia utiliza
constantemente el fuego para sus ritos:
o
Con el fuego anuncia la resurrección de
Cristo, el Sábado Santo en la noche de la Vigilia Pascual.
o
En el incensario, fuego e incienso
simbolizan el fervor de la oración y la entrega de nuestra vida, que se va
consumiendo poco a poco como suave perfume en honor a Dios.
Ø AGUA
Es uno de los elementos más
indispensables para la vida, y henchido de simbolismo. Al principio del mundo,
el Espíritu de Dios la acarició con su soplo como elemento de fecundidad; eran
aguas repletas de vida vegetal y animal. Y Jesús la santificó con su contacto
en las corrientes del río Jordán. El agua con el crisma forma parte de la
materia del Bautismo. La Biblia está llena de fuentes, de pozos; y, con el agua
del Diluvio, quiso Dios limpiar la maldad de la tierra. Y Jesús de su costado
abierto hizo brotar “sangre y agua”. Y su agua calma siempre la sed.
Ø SALIVA
Jesús la usó para curar a un
sordomudo y al ciego de nacimiento. Los santos Padres la consideraban como símbolo
de la sabiduría; la liturgia la ha usado tan sólo en el Bautismo, mojando en
ella la nariz y oídos del bautizado. Así reproducía el gesto de Jesús al curar.
De esta manera, esos órganos están ya habilitados para oír con gusto la Palabra
de Dios y aspirar el perfume de la santidad. Dada la sensibilidad de los
tiempos modernos, el nuevo ritual del bautismo suprimió el uso de la saliva.
Fuente: Curso de Liturgia. (Cf)
Pedro Sergio Antonio Donoso Beant
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