21. FUNCIONES DEL ACÓLITO (II)
Los
celebrantes pueden ayudar a repartir la comunión, portando las bandejas. Los
acólitos comulgan antes, si van a hacerlo. Acaba la comunión, presentan las
bandejas para ser purificadas, sirven el agua para limpiar el cáliz y lo retiran
junto con los corporales y la patena. Antes de la bendición se levantan los
ciriales y así permanecerán hasta que, acabada la Misa, se inicie la procesión
de salida de manera similar a la de entrada. Es importante señalar que los
acólitos que sirven al Presidente lo hacen siempre de frente, procurando no
darle nunca la espalda.
Es
muy importante señalar, en todos los momentos, que los acólitos no deben
establecer una barrera entre el presbiterio y el pueblo, de manera que impidan
la visión y la correcta participación de los fieles en la Eucaristía, debiendo
situarse siempre en lugares discretos y que no entorpezcan. De igual forma
deben mantener siempre una compostura seria, acorde con la importancia de la
función que están realizando. Debe existir siempre un lugar para dejar los
ciriales con el fin de que no los sostengan durante toda la Misa y los porten sólo
en los momentos indicados. El lugar adecuado de los acólitos cuando no cumplen
ninguna función concreta, es delante de sus asientos, sentados o en pie, según
el momento lo requiera.
Terminamos
recordando los momentos en los que el Misal Romano autoriza el uso del incienso
durante la Misa:
v En la procesión de entrada.
v Al comienzo de la Misa para incensar el altar, la Cruz y la imagen solemnemente expuesta.
v En la procesión y proclamación del Evangelio.
v Durante el ofertorio, para incensar las ofrendas, el altar, al sacerdote y a la asamblea.
v Tras la consagración, al mostrar elevando el sacerdote el Cáliz y la Sagrada Forma.
El
que inciensa sostiene con la mano izquierda las cadenas por su parte superior a
la altura del pecho y con la derecha por la parte inferior, cerca del
incensario, y lo sostiene de manera cómoda de manera que pueda moverlo con
soltura. De igual forma recordamos que los ciriales deben mantenerse en alto
durante la lectura del Evangelio, durante la Plegaria eucarística y en la
bendición final.
Los
golpes del incensario siempre serán dobles, pudiendo hacerse dos o tres veces; dos
para incensar las imágenes de la Virgen o santos, o tres al Santísimo, al
sacerdote y al pueblo.
El
esquema de actuación del acólito turiferario en la celebración eucarística es
el siguiente:
v Antes
de la procesión de entrada.
v Al
llegar al Altar se le ofrece al sacerdote para que éste inciense al Altar.
v Antes
del Evangelio, se le ofrece al sacerdote para que inciense el Evangeliario (se
le acercará durante el Aleluya).
v Tras
la preparación de los dones, se le ofrece al sacerdote para que inciense los
dones y el Altar. Posteriormente, el turiferario inciensa al sacerdote,
concelebrantes si los hay y, posteriormente, al pueblo, en todos los casos con
dos golpes triples (al pueblo primero al frente, luego a derecha e izquierda).
v Después
del Sanctus el turiferario se coloca de rodillas ante el Altar e inciensa con
dos golpes triples tanto al Pan como al Vino consagrado. Acabada la incensación
puede volver a su sitio.
El turiferario nunca pone el incienso en el incensario. Siempre lo pone el Sacerdote, (al que se le ofrece la naveta), que debe bendecirlo. El turiferario hace una reverencia profunda antes y después de incensar al sacerdote y al pueblo.
Fuente:
(Cf) Curso de Liturgia. (Cf) Pedro Sergio Antonio Donoso Beant