viernes, 28 de abril de 2017
lunes, 24 de abril de 2017
Obras en la iglesia parroquial
Este é o informe económico da obra; tamén pode ser consultado co Párroco calquer dúbida ao respecto.
Concepto
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Prezo
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Proxecto do arquitecto, abonado polo Concello de Ames
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descoñecido
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Tasas licenza municipal
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64,57 €
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Proxecto de control e seguimento arqueolóxico
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1.134,37€
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Empresa de construccións
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10.030,21€
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TOTAL
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11.229,15€
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domingo, 23 de abril de 2017
Boletín Parroquial "O Sineiro", n. 411
viernes, 21 de abril de 2017
Taller niños de la Catequesis
Resucitado
Una película distinta. El protagonista no es Jesucristo, sino un romano ficticio utilizado para contarnos la historia de la resurrección del hijo de Dios desde otro punto de vista.
Boletín Parroquial "O Sineiro", n. 410-B
miércoles, 19 de abril de 2017
martes, 18 de abril de 2017
Martes de Pascua
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 20,11-18
El día de la resurrección, María se había quedado llorando junto al sepulcro de Jesús. Sin dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera y el otro junto a los pies. Los ángeles le preguntaron: “¿Por qué estás llorando, mujer?”. Ella les contestó: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo habrán puesto”.
Dicho esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Entonces él le dijo: “Mujer, ¿por qué estás llorando? ¿A quién buscas?”. Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió: “Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto”. Jesús le dijo: “¡María!”. Ella se volvió y exclamó: “¡Rabuní!”, que en hebreo significa ‘maestro’. Jesús le dijo: “Déjame ya, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios’ “.
María Magdalena se fue a ver a los discípulos y les anunció: “¡He visto al Señor!”, y les contó lo que Jesús le había dicho.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
¡El Señor realmente ha resucitado! ¡Está vivo y se ha aparecido a María Magdalena! Busquemos nosotros también a Cristo en esta oración. Busquémoslo con el interés e impulso que la movía a ella. Vayamos al huerto donde hay un sepulcro vacío. Ese lugar ha sido testigo de la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte.
A María este diálogo tan breve la cambió completamente. Antes, no paraba de llorar, y ahora sólo habla de una Buena Nueva; antes, sale de casa para estar sola, y ahora vuelve con una misión en el grupo de discípulos. Y es que buscaba al Señor con todo su corazón, y lo ha encontrado. Ahora no hay nadie que le quite el gozo de saber que el Maestro –su Salvador- está vivo.
Nosotros, ¿a quién buscamos? ¿Por qué lloramos? Es bueno en esta oración responderle al Señor estas preguntas. Él quiere que lo encontremos, quiere consolarnos, quiere llenar de gozo nuestra alma. Dejémonos encontrar por Él. Pongámonos ante Él tal cual somos y exactamente como estamos: tal vez desorientados, tal vez a oscuras, tal vez llenos de lágrimas, como María Magdalena. Escuchemos su voz dentro de nosotros, que nos llama por nuestro nombre. ¡El Señor realmente ha resucitado! ¡Está vivo y quiere que lo busquemos, aquí y ahora!
«Dejemos que el estupor gozoso del Domingo de Pascua se irradie en los pensamientos, miradas, actitudes, gestos y palabras… Ojalá seamos tan luminosos. ¡Pero esto no es un maquillaje! Viene desde dentro, de un corazón sumergido en la fuente de esta alegría, como el de María Magdalena, que lloró por la pérdida de su Señor y no creía a sus ojos viéndolo resucitado. Quien realiza esta experiencia se convierte en un testigo de la resurrección, porque en cierto sentido ha resucitado él mismo, ha resucitado ella misma. Entonces es capaz de llevar un “rayo” de la luz del Resucitado en las diferentes situaciones: en las felices, haciéndolas más bellas y preservándolas del egoísmo; en las dolorosas, llevando serenidad y esperanza.
En esta semana, nos hará bien tomar el libro del Evangelio y leer aquellos capítulos que hablan de la resurrección de Jesús.»
(Homilía de S.S. Francisco, 21 de abril de 2014).
sábado, 15 de abril de 2017
Pregón Pascual
La Melodía nació en la Pascua de esta parroquia del año 2015. Esta noche volverá a sonar solemne en el templo al inicio de la Vigilia Pascual. No me llegan las horas para preparar lo necesario pero tampoco quiero dedicar el tiempo a otra cosa…esta noche explica todo en el orden de la Fe y también de la Vida. Solo esta noche conoció la hora en la que Cristo resucitó.
Sábado en silencio...
viernes, 14 de abril de 2017
jueves, 13 de abril de 2017
martes, 11 de abril de 2017
No es precepto, es amor...
Me gusta remarcárselo a mis feligreses año tras año para que no haya duda. Jueves y viernes santos, así como la vigilia pascual, no son de precepto. Precepto domingo de ramos y domingo de pascua, pero simplemente por ser domingos. A muchos los resulta algo paradójico. Normal. Cualquiera de nosotros haría obligada la asistencia a los oficios de estos días.
Jueves santo: mandamiento del amor, eucaristía, sacerdocio, Cristo entregándose mientras se masca la tragedia que sabe inminente. No es obligatorio asistir, acompañar, estar con él. Ni en los oficios ni en el monumento. Es gratis.
Dolor de viernes. Un hombre, el Hijo de Dios, se desgarra clavado en una cruz. A los pies, apenas su madre, rota, con las lágrimas agotadas de tanto llorar y sufrir, el más joven de sus discípulos y algunas mujeres. Se culmina la redención del género humano. No es precepto, no es de obligada asistencia. No nos pide nada. Es gratis.
Júbilo de noche pascual, en la que recordamos las maravillas del amor de Dios por el hombre a lo largo de la historia. Noche para la resurrección y la vida. Cristo sale victorioso del sepulcro. Tampoco es obligatorio asistir. Nada se nos exige. Todo es gratis.
El culmen de la redención, el triduo pascual, los días más grandes de la vida del cristiano. La lógica más simple nos hubiera impuesto la asistencia a todos los oficios de estos días. Pero Cristo desde el dolor, la entrega y la cruz, se ofrece con tal generosidad que a cambio no pide ni siquiera acudir un rato al templo con los hermanos. No pide, no exige nada, simplemente se da.
Ayer decía a mis feligreses en la homilía, las homilías, que celebré más de una misa, entre otras cosas evidentemente, que Cristo se entrega sin pedir nada, que no exige ni reclama, se entrega, se ofrece a la cruz, extiende las manos y se deja humillar y matar por nosotros ¡y qué muerte! En nosotros está en responder a su generosidad colocándonos a su lado, al pie de la cruz, no porque nadie nos lo pida, sino por amor, por agradecimiento, por afecto, por deseo de aceptar su amor y dejarnos amar por Él.
Días para pasar a los pies del Señor. Porque sí, por amor, para responder a quien nos amó primero.
Fuente: Infocatólica.
lunes, 10 de abril de 2017
domingo, 9 de abril de 2017
Glosa dominical
