Ratzinger: el Papa de la Iglesia “minoritaria” … ...
con ambición de globalidad y de eternidad.
Benedicto XVI, el Papa consciente de la apostasía general que vive el mundo
del siglo XXI: no tengáis miedo al futuro ni, sobre todo, a vuestra propia
debilidad
(…)
La cuestión social del siglo XX se convirtió en
cuestión sexual en el XXI. Ninguna de las dos para mucho, créanme, pero
Benedicto XVI ha puesto las cosas en contexto, tanto en una como en otra.
Lo cierto es que Benedicto XVI es el continuador de San Juan Pablo II el Grande, su
colaborador más identificado. Por eso, cuando aquel bávaro, amante de la vida
tranquila, venía a presentarle su dimisión como prefecto de la Sagrada
Congregación para la Doctrina de la Fe, el polaco respondía: “Interesante
cuestión. Tengo que meditarla despacio. Regrese su Eminencia dentro de cinco
años que ya habré tomado una decisión”.
El alemán era un analista tan
profundo de la realidad que sólo podía ser recalificado como el gran pesimista
del siglo XX… o quizás como el gran optimista que en el país de la esperanza
viene a ser lo mismo. En el fondo, Benedicto XVI es un hombre de corazón y cerebro como era él, que el necio, el que confunde valor y
precio, considera, erróneamente, que son dos vísceras irreconciliables.
Ratzinger reconocía, muy a su pesar, que los católicos
somos minoría en el siglo XXI, caso único en la historia, pero otorgaba más
valor a la calidad que a la cantidad, porque lo importante, aún más que la
salvación de la criatura, es la gloria del Creador
Dos detalles:
1.
Benedicto XVI fue
uno de los grandes impulsores y cerebros, junto a Juan Pablo II, del Vaticano II pero llegó a abominar de ese concilio. De su superior llegó la distinción:
no, el Vaticano II es bonísimo, pero no lo son las interpretaciones interesadas
del mismo, convertido en banderín de enganche de un progresismo esterilizador y
triste, siempre triste. De inmediato, Ratzinger, humilde a fuer de alemán,
quien sería su sucesor matizó: sí, el Concilio es bueno, pero no quienes manipulan
las cuatro constituciones dogmáticas del mismo (…).
2.
Benedicto XVI
percibió como nadie el siniestro avance
de la desacralización y, en pleno
siglo XX, cuando lo que importante era la cuestión social, se percató de que
esa cuestión social no era otra cosa que el disfraz que el modernismo utilizaba
para hablar de lo que realmente le interesaba: la cuestión sexual. Y entonces fue cuando el bávaro sorprendió a toda la grey: como Papa,
insistió en la liturgia una y otra vez. Porque la liturgia, sobre todo la liturgia eucarística, no es un adorno de la fe, es la esencia misma de la fe, la que da razón
de ser a la Iglesia. Como argumentaría Chesterton, quien se
convirtió al cristianismo porque simplemente descubrió que era la verdad.
En definitiva, reparen en la frase, que transcribo en
la imagen (y que le he robado a la Comunión Tradicionalista) de un pontífice
que se daba cuenta de los tiempos dificilísimos que nos han tocado vivir pero
que, al unísono, sabía que Cristo siempre
opera bajo la misma fórmula: de derrota en derrota hasta la victoria final.
Eso, y lo de nuestra Teresa de Cepeda y
Ahumada, cuando reñía al Padre Eterno
porque no le concedía las conversiones que le pedía: “Teresa, yo quería pero
los hombres no han querido”.
Este es el sentido último de las
palabras de Benedicto XVI que reproducimos junto a su imagen, el Papa consciente
de la apostasía general que vive el mundo del siglo XXI: no tengáis miedo al futuro ni, sobre todo, a vuestra
propia debilidad. Sois minoría pero,
gracias a vuestra fe, (…) el nombre de Cristo sigue resonando en todo el mundo.
Igualito que si fuéramos mayoría abrumadora.
¿Minoría exigua y, al mismo
tiempo, vocación de inmensidad espacial y temporal? Sí, justamente eso.Ratzinger reconocía, muy a su
pesar, que los católicos somos minoría en el siglo XXI, caso único en la
historia, pero otorgaba más valor a la calidad que a la
cantidad, porque lo importante, aún más que la salvación de la criatura, es
la gloria del Creador. Si la adoración
funciona, todo funciona en el mundo.
E insisto: muerto Benedicto, arracimémonos alrededor de Francisco, Papa de Cristo ... es la hora de rezar por él, también para que dure.
(…) En su testamento espiritual, Benedicto XVI insiste
en que “Jesucristo es verdaderamente el camino, la verdad y la vida, y la Iglesia,
con todas sus insuficiencias, es verdaderamente su cuerpo“.
Autor: Eulogio López
Fuente: https://www.hispanidad.com/sociedad/ratzinger-papa-de-la-iglesia-minoritaria_12039418_102.html
(02.01.2023)