Dios, Señor Mío, no tengo idea de adónde voy.
No veo el camino delante de mí.
No puedo saber con certeza dónde terminará.
Tampoco me conozco realmente,
y el hecho de pensar que estoy siguiendo tu voluntad
no significa que en realidad lo esté haciendo.
Pero creo que el deseo de agradarte,
de hecho te agrada.
Y espero tener ese deseo en todo lo que haga.
Espero que nunca haga algo apartado de ese deseo.
Y sé que si hago esto me llevarás por el camino
correcto,
aunque yo no me dé cuenta de ello.
Por lo tanto, confiaré en ti siempre
aunque parezca estar perdido a la sombra de la
muerte.
No tendré temor porque estás siempre conmigo,
Y nunca dejarás que enfrente solo mis peligros.
Fuente: Evangelio Diario en la Compañía de Jesús 2022
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