lunes, 4 de abril de 2022

HERIR AL INFINITO


No crece la vida de Dios

desde la muerte humana,

sino la plenitud humana

desde la muerte de Dios.

 

No realza la fortaleza de Dios

la debilidad nuestra,

la debilidad de Dios

construye nuestra fortaleza.

 

Porque solo los ídolos

se alimentan de la sangre ajena,

pero Dios derrama la suya

para salvar la nuestra.

 

El cauce frío del hierro

que desgarra la carne

horada con el mismo golpe

el corazón encarnado de Dios.

 

Y donde un golpe nos hiere,

acude incesante el agua viva,

pues solo puede manar Amor

por el boquete abierto al Infinito.

                         Benjamín González Buelta, SJ

Fuente: Evangelio Diario en la Compañía de Jesús 2022


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