lunes, 27 de noviembre de 2023

CURSO DE LITURGIA

25. EL ADVIENTO I

Fuente:Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora

Las cuatro semanas anteriores a la solemnidad de Navidad forman el tiempo de Adviento, que es la preparación para la llegada del Salvador. Con el primer domingo de Adviento da comienzo un nuevo año litúrgico, que termina justo el domingo anterior, con la festividad de Cristo Rey. En el rito oriental-bizantino, el año litúrgico comienza con la fiesta de la Natividad de la Virgen, el 8 de septiembre.

Fuente: Año liturgico. Jesús Manuel Gallardo YouTube

Las normas litúrgicas universales dicen que el Adviento “comienza con las primeras Vísperas del primer domingo de Adviento (el 30 de noviembre o domingo más cercano) y acaba antes de las primeras Vísperas de Navidad”. Contiene siempre cuatro domingos que se estructuran en dos partes bien definidas: hasta el 16 de diciembre y del 17 al 24 de diciembre. Fue el papa San Gregorio Magno quien la estructura en cuatro semanas.

El tiempo de Adviento no se conoce en Roma hasta el siglo VI, recogiendo la palabra adventus, aplicada anteriormente a la llegada de algún personaje importante (emperador). Es el tiempo del Maranatha (ven Señor), de la espera gozosa del Salvador. El Adviento es también el tiempo mariano por excelencia, donde la presencia de María en la liturgia es más patente.

Teológicamente, es tiempo de espera gozosa de la venida de Cristo, es tiempo así mismo del Espíritu Santo, tiempo del cumplimiento de las profecías, tiempo de conversión y tiempo mariano por excelencia como hemos dicho (diciembre, el mes más particularmente apto para el culto a la Virgen sin que deba ser considerado como mes de María) con la Inmaculada, la Expectación al Parto y, ya en tiempo de Navidad con la solemnidad de María Madre de Dios, el 1 de enero.

En los aspectos litúrgicos el Adviento es tiempo de relativa austeridad en los signos externos. Así, es aconsejable pastoralmente hacer alguna celebración comunitaria de penitencia. Se omite el Gloria los domingos por el carácter relativamente penitencial del tiempo, para que resuene con más alegría el Gloria de la Misa del Gallo. Las vestiduras son moradas (como en Cuaresma) y el altar debe estar escueto y sin adornos muy festivos. En el domingo III de Adviento, llamado Gaudete por la antífona de entrada -Gaudéte in Domino Semper: íterum dico, gaudéte- se puede usar el color rosa (como ocurrirá en el IV domingo de Cuaresma, llamado de Laetare). La música instrumental se debe omitir para que contraste más la alegría del Nacimiento.

También se recomienda poner en lugar preferente una imagen de María y se está recuperando la tradición, procedente de Centroeuropa y Norteamérica, de poner la llamada corona de Adviento (cuatro velas de diferentes colores sobre una corona de ramos verdes que se van encendiendo progresivamente en cada domingo, marcando el tiempo de la llegada del Señor).

La semana que precede a la Navidad tiene un sentido propio y distinto al resto del Adviento pues la llegada del Señor es inminente. Aquí las memorias de los santos son siempre libres, se puede cantar diariamente el Aleluya, poner más luces en el altar, usar vestiduras más lujosas, dar la bendición con la fórmula solemne de bendición de Adviento. Se debe notar que el tiempo es más alegre.

Las lecturas de Adviento se nuclean en las ferias en torno al profeta Isaías y las evangélicas en los pasajes que narran al Precursor y los preparativos del Nacimiento. Los domingos se leen las epístolas de Pablo, Santiago y Hebreos.

Resumiendo; el Adviento es un tiempo de relativa austeridad pues, a quien espera, siempre le falta algo. Por eso se emplean algunos signos de austeridad, como las vestiduras moradas o la omisión del Gloria.

 

Fuente: (Cf) Curso de Liturgia. (Cf) Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

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