“Tened cuidado de vosotros,
no sea que se emboten vuestros corazones”
Con la mente embotada no se puede pensar ni decidir
correctamente. Y así, es fácil perder el sentido de lo que hacemos. Por eso hay
que vigilar y, sobre todo, detectar y apartar, las causas de tal estado de
oscuridad e incertidumbre: ¿vicios arraigados, adicciones, agobios vitales por
las cosas que tenemos que hacer? Necesitamos discernimiento y determinación.
Fuente: Magnificat, noviembre 2022
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