lunes, 21 de noviembre de 2022

CURSO DE LITURGIA. EL AÑO LITÚRGICO (II)

Fuente: El Año Liturgico; Jesús Manuel Gallardo

 

 EL AÑO LITÚRGICO (II)

Puede decirse que el Año Litúrgico se compone de tiempos “fuertes” (Adviento, Navidad, cuaresma y Pascua), en los que se celebra un misterio concreto de la historia de la Salvación, y otro tiempo llamado Ordinario, en el que no se celebra ningún aspecto concreto, sino el mismo misterio de Cristo en su plenitud, especialmente los domingos. Este Tiempo Ordinario transcurre partido, y dura 33 o 34 semanas.

Tiempo de Adviento: El Año Litúrgico comienza en las vísperas del primer domingo de Adviento, que siempre es el domingo más cercano al día 30 de noviembre, festividad de san Andrés. Dura 4 semanas con sus respectivos domingos.

 Tiempo de Navidad: Abarca desde el 25 de diciembre hasta el domingo posterior a la Epifanía (6 de enero). Ese domingo celebramos el Bautismo del Señor.

 Tiempo ordinario. PRIMERA PARTE. Abarca desde el lunes posterior a la fiesta del Bautismo del Señora hasta el martes anterior al Miércoles de Ceniza.

 Tiempo de Cuaresma. Es el tiempo de preparación para la Pascua de Cristo; es un tiempo claramente penitencial. “Actualmente, el cómputo matemático hace de nuestra Cuaresma un periodo de 44 días, incluidos el miércoles de Ceniza y el Jueves Santo”. Incluye 40 días de penitencia, excluyendo los5 domingos de Cuaresma y el de Ramos, y añadiendo los días del Viernes y Sábado Santo, ya en pleno Triduo Pascual. En sentido estricto, la Cuaresma abarca desde el miércoles de Ceniza hasta la Misa vespertina de la Cena del Señor del Jueves Santo (Normas Universales para el Año Litúrgico -NUALC- 29).

 Semana Santa. Abarca desde el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor hasta la Vigilia Pascual del Sábado Santo. Incluye al Triduo Pascual, que comienza con la Misa vespertina en la Cena del Señor, del Jueves Santo, y se prolonga Viernes, Sábado Santo y el Domingo de Resurrección. Triduo del Señor muerto, enterrado y resucitado.

 Tiempo Pascual. Abarca los 50 días posteriores a Pascua de Resurrección (cincuentena pascual), incluyendo el domingo pascual, y se distinguen tres periodos:

·       Octava de Pascua: los 8 días posteriores y deben considerarse como un sólo día festivo. Termina en las Vísperas del II Domingo de Pascua.

·       Tiempo Pascual hasta la Ascensión

·       Tiempo Pascual después de la Ascensión

El Domingo de Pentecostés, que se celebra a los 50 días de Pascua, es el colofón del ciclo pascual (no debe considerarse como una nueva Pascua).

 Tiempo ordinario: SEGUNDA PARTE. Abarca desde el lunes posterior a Pentecostés hasta las vísperas del primer domingo de Adviento. El domingo anterior al primero de Adviento, último del Año Litúrgico, celebramos la solemnidad de Cristo Rey.

Los días que no son domingos de cualquier tiempo se llaman ferias. Según la costumbre latina, el lunes recibe el nombre de “feria segunda” y así sucesivamente hasta la feria sexta (viernes).  


La Constitución Litúrgica del Vaticano II (S.C.) dice, sobre el Año Litúrgico:

“La Santa Madre Iglesia considera deber suyo celebrar con un sagrado recuerdo en días determinados a través del año la obra salvífica de su divino Esposo. Cada semana en el día que llaman del Señor, conmemora su Resurrección, que una vez al año celebra, junto con su Santa Pasión, en la solemnidad de la Pascua. Además, en el círculo del año desarrolla todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación y la Navidad, hasta la Ascensión, Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor. Conmemorando así los misterios de la redención, abre las riquezas del poder santificador y de los méritos de su Señor, de tal manera que, en cierto modo, se hacen presentes en todo tiempo para que puedan los fieles ponerse en contacto con ellos y llenarse de la gracia de la salvación.

En la celebración de este círculo anual de los misterios de Cristo, la santa Iglesia venera con amor especial a la bienaventurada Madre de Dios, la Virgen María, unida con lazo indisoluble a la obra salvífica de su Hijo…. Además, la Iglesia introdujo en el círculo anual el recuerdo de los mártires y de los demás santos que, llegado a la perfección por la multiforme gracia de Dios, y habiendo ya alcanzado la salvación eterna, cantan la perfecta alabanza de Dios en el cielo e interceden por nosotros” (Sacrosanctum Concilium 102, 103, 104).

 

Fuente: Curso de Liturgia. (Cf) Pedro Sergio Antonio Donoso Beant

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