El Papa Juan
XXIII (1881-1963) destacaba por su serenidad, naturalidad y alegría, de acuerdo
con su máxima “Obediencia y paz”. Una paz que no perdía nunca porque sabía que
estaba haciendo la voluntad de Dios.
Desde ahí trazó este decálogo bajo el lema
“Sólo por hoy”. Una plegaria que todavía hoy resulta tan vigente como valiosa.
· Sólo
por hoy trataré de vivir exclusivamente el día sin querer resolver el problema
de mi vida todo de una vez
· Sólo
por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis maneras, no
criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, sino a mí
mismo.
· Sólo
por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no
solo en el otro mundo, sino en este también.
· Sólo
por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias
se adapten todas a mis deseos.
· Sólo
por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.
· Sólo
por hoy haré una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido en mis
sentimientos procuraré que nadie se entere.
· Sólo
por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo
redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
· Sólo
por hoy creeré firmemente -aunque las circunstancias demuestren lo contrario-
que la buena providencia de Dios se ocupa de mi como si nadie existiera en el
mundo.
· Sólo
por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo
que es bello y de creer en la bondad.
El papa san
Juan XXIII acababa la plegaria diciendo: “Puedo hacer el bien durante doce
horas. Lo que me descorazonaría es si pensase que lo tengo que hacer durante
toda mi vida”.
Llama la atención en este plan de vida la serenidad con que el papa toma los acontecimientos. “Vivir exclusivamente este día” y lo que transpira:
“La
Providencia de Dios se ocupa de mí”.
Fuente:
Taco Calendario del Corazón de Jesús, 2022
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