No deja de ser
curioso que, en la cultura actual, cunda la ensoñación de que el ser humano
pueda conseguir, en cuestión de pocos años, la autosuficiencia como especie. Sin
embargo, basta arañar ligeramente la superficie de lo diario para descubrir que
la humanidad se halla muy necesitada. Así lo experimentó Jesús. A su paso por
la vida ordinaria de personas y pueblos, sale a relucir la necesidad que está
soterrada. Cada día tiene su propia cruz. El Evangelio añadiría que tal cruz no
es única, ni ligera. Se sufre sin límite, en todas partes, y pesadamente. Por eso
Jesús desvela cuán urgentes son el consuelo y el acompañamiento, la sanación y
la reconciliación. Nos prohíbe terminantemente negar las necesidades humanas. Porque
afrontarlas es la única salida para reencontrarnos… con la alegría.
Fuentes: Evangelio
Diario en la Compañía de Jesús 2024
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