VESTIDURAS SAGRADAS (I) CURIOSIDADES
Sobre la forma de la casulla
Durante muchos siglos, la casullo mantuvo las formas anchas y majestuosas de la poenula nobilis antigua (un tipo de capa utilizada en el mundo romano a partir del siglo IV a.C.; se trataba de una pieza de tela de lana basta de forma oval con capucha). Este tipo de casulla ya aparece registrada como de uso corriente hacia el siglo III.
Las imágenes que aparecen con frecuencia
en mosaicos antiguos, como en San Juan de Letrán (siglo VII), permiten suponer
que la base formaba casi una circunferencia perfecta, mientras que en la
parte superior se estrechaba en forma de cono. Este corte de casulla debía ser
bastante incómodo para el celebrante al mover los brazos,
especialmente si la tela era pesada o con una rica decoración, como sucedía con
frecuencia a partir de la época carolingia.
Por eso, hacia los siglos X y XI se registra una primera modificación en la confección, que consiste en acortar de manera notable la parte anterior de la casulla, dejándole una forma semicircular o, con mayor frecuencia todavía, en punta. La célebre casulla de san Willigiso († 1011), obispo de Maguncia, que se conserva en el Museo Nacional Bávaro, tiene por detrás 1,57 metros de altura y por delante apenas 1,15 metros. Pero este diseño tan poco estético se abandonó pronto.
(Foto: Bayerisches Nationalmuseum; Fuente: Asociación Litúrgica Magníficat)
En los siglos XII y XIII prevalecen las llamadas casullas acampanadas, bastante amplias e igualmente largas por ambos lados. Durante los dos siglos siguientes aparecen las casullas en rombo o góticas, tan largas como anchas; no sólo tienen una forma artística y digna sino que, también, dejan ya suficientemente libre el movimiento de los brazos.
Hacia fines del siglo XV, al difundirse
cada vez más las telas recamadas, comienza la tendencia a mutilar las casullas
(a pesar de los esfuerzos de san Carlos Borromeo (1538-1594), y fueron
reduciéndose hasta alcanzar la forma que estuvo en uso hasta entrado el siglo
XX.
Casulla del S. XIII
mutilada para adaptarla al modelo "de guitarra"
(Foto: Victoria & Albert Museum, Fuente: Asociación Litúrgica Magníficat)
A mediados del siglo XIX, apareció un
movimiento en defensa de la la casulla de forma gótica (en realidad la antigua
casulla romana, previa al barroco). Sin embargo, la Santa Sede, interpelada por
el arzobispo de Münster, respondió que no aprobaba esta tendencia (Sagrada
Congregación de Ritos, decreto de 11 de febrero de 1863), aunque el propio papa
Pío IX mitigó la decisión en una carta posterior (21 de agosto de 1863).
A comienzos del siglo XX, y en el marco del Movimiento Litúrgico, el reclamo recobró fuerzas y recibió múltiples apoyos; a pesar de la ambigua respuesta de la Santa Sede (de 9 de diciembre de 1927), se interpretó en sentido favorable hacia el uso de las casullas góticas. La Sagrada Congregación de Ritos decretó (20 de agosto de 1957) que fuera cada obispo quien tomara una prudente decisión sobre la forma de los ornamentos, pudiendo concederse la autorización sobre aquellos de estilo antiguo, pero evitando en cualquier caso que se afecte la santidad o el decoro del culto o se introdujeran novedades arbitrarias o inoportunas. Fue así como el uso de las casullas de corte medieval se fue extendiendo en la Iglesia, sobre todo ahí donde el Movimiento Litúrgico había penetrado con mayor fruto, y no supuso ningún problema para la práctica sacramental.
Desde el Concilio Vaticano II se han
reforzado las disposiciones en favor del libre diseño de las casullas y se deja
en manos de las conferencias episcopales, con supervisión de la Santa Sede, dar
normas más precisas respecto de la forma y materiales para confeccionar los
ornamentos sagrados (SC 124 y 128).
En la actualidad, la Instrucción general del Misal Romano sólo da unas directrices en relación con la casulla.
Ilustraciones de Augustus Welby Pugin de casullas y
capas pluviales de inspiración medieval
(Imagen: Modern
Medievalism; Fuente: Asociación Litúrgica Magníficat)
Con el fin de eliminar algunos de los abusos que comúnmente ocurren, la Instrucción Redemptionis Sacramentum sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía (2004), prescribió la obligación del ministro oficiante de llevar las sagradas vestiduras prescritas en los libros litúrgicos, así como con respecto a los ministros concelebrantes.
Fuente: (Cf) https://asociacionliturgicamagnificat.blogspot.com/2016/04/sobre-la-forma-de-la-casulla-proposito.html
(29.01.2024)
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