Curiosidades. Origen del diaconado
La
narración de Hechos 6, 1-6 (que sirve de presentación al martirio de san
Esteban) describe la institución inicial del oficio de diácono. Los apóstoles,
para satisfacer las quejas de los judíos helenistas de que "sus viudas
eran desatendidas en la asistencia cotidiana" (diakonia), convocaron la
asamblea de los discípulos y dijeron: "No está bien que nosotros
abandonemos la palabra de Dios por servir a las mesas. Por tanto, hermanos,
buscad de entre vosotros a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y
de saber, y los pondremos al frente de esa tarea; mientras que nosotros nos
dedicamos a la oración y al ministerio de la palabra. La propuesta le pareció
bien a toda la asamblea y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu
Santo, junto con otros seis allí nombrados. Los presentaron "a los
apóstoles y, habiendo hecho oración, les impusieron las manos".
(…)
San
Clemente de Roma (aprox. 95 d.C.) describe la institución de los diáconos junto
a la de los obispos como hecha por los apóstoles mismos (Ep. Clem. 10,3). Además,
debemos notar que la antigua tradición limitaba a siete el número de diáconos
en Roma (Eusebio, Hist. de la Iglesia, XLIII) y que un canon del concilio de
Cesarea (325) prescribió la misma restricción para todas las ciudades, sin
importar el tamaño, ateniéndose directamente a los Hechos de los Apóstoles como
un precedente. Nos parece, por lo tanto, completamente justificada la
identificación de las funciones de los siete con las de los diáconos de quienes
oímos hablar tanto a los Padres Apostólicos en los primeros concilios.
Establecidos
principalmente para relevar a los obispos y a los presbíteros de sus deberes
más seculares y desagradables en la iglesia primitiva, también hay que recordar el gran lugar ocupado por las conmemoraciones y el deber de servir a las mesas se convirtió en el privilegio de servir al
altar.
Se convirtieron en intermediarios naturales entre el celebrante y la gente. En el templo, ellos hacían anuncios públicos, organizaban la congregación, conservaban el orden y cosas por el estilo. Fuera de eso, eran los delegados del obispo en asuntos seculares y especialmente para el servicio de los pobres. El quedarse de pie durante las asambleas públicas de la iglesia parece que indicaba su subordinación y sus deberes de servicio en general, mientas que los obispos y los presbíteros permanecían sentados. Debe notarse que, junto con esas funciones, probablemente cargaban con una gran parte de la instrucción de los catecúmenos y la preparación de los servicios del altar. Hasta en los Hechos de los Apóstoles (8,38), el sacramento del Bautismo es administrado por el diácono Felipe.
Fuente: (Cf) https://ec.aciprensa.com/wiki/Di%C3%A1conos
(11.2.2024)
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