jueves, 18 de agosto de 2022

Meditación Evangelio San Mateo 22, 1-14.


                 Parábola del banquete de bodas del hijo del rey. Hijo del pintor Jacob Grimmer.                          Museo del Prado

Mateo en este pasaje fusiona dos parábolas, en su origen independientes, en una sola (véase Lucas 14, 15-24), porque su enseñanza es complementaria. La primera, la de los invitados al banquete, enseña que el pueblo judío, los invitados a los que se les podría reconocer cierto derecho a participar en el banquete del reino de los Cielos (véase Isaías 25, 6-8), pues son los herederos de las promesas (véase Romanos 9, 2-5), rechazan a Jesús y, con ello, participar en el reino. Pero con Jesús la invitación se ha vuelto universal. Toda la humanidad está invitada al banquete y, por tanto, puede ser heredera de las promesas de Dios al pueblo judío.

La segunda parábola, la del que se presenta en el banquete sin traje de boda, nos enseña que el hombre debe corresponder al don de Dios con su actuación ética. Los que son invitados a una boda se visten con sus mejores ropas, incluso se hacen un vestido nuevo para la ocasión. Eso es lo que nos corresponde. A nosotros nos toca presentarnos en ese banquete con nuestro mejor traje, que es el de las buenas obras; incluso hacernos un vestido nuevo si hasta ese momento nuestras obras han dejado algo o mucho que desear.   

Fuente: Evangelio Diario en la Compañía de Jesús 2022


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