La
solemnidad del 15 de agosto celebra la gloriosa Asunción de María al cielo:
fiesta de su destino de plenitud y de bienaventuranza, de la glorificación de
su alma inmaculada y de su cuerpo virginal, de su perfecta configuración con
Cristo resucitado; una fiesta que propone a la Iglesia y a la humanidad la
imagen y la consoladora prenda del cumplimiento de la esperanza final; pues
dicha glorificación plena es el destino de aquellos que Cristo ha hechos
hermanos.
La
devoción a la Santísima Virgen refleja en la praxis cultual el plan redentor de
Dios, debido a lo cual corresponde un culto singular al puesto también singular
que María ocupa dentro de él. Asimismo, las diversas formas de piedad hacia la
Madre de Dios se desarrollan en armónica subordinación al culto a Cristo.
La
reflexión de la Iglesia contemporánea sobre el misterio de Cristo y sobre su
propia naturaleza la ha llevado a encontrar, como raíz del primero y como
coronación de la segunda, la misma figura de Mujer: la Virgen María, Madre
precisamente de Cristo y Madre de la Iglesia. Un mejor conocimiento de la
misión de María, se ha transformado en gozosa veneración hacia ella y en
adorante respeto hacia el sabio designio de Dios, que ha colocado en su Familia
-la Iglesia-, como en todo hogar doméstico, la figura de una Mujer, que
calladamente y en espíritu de servicio vela por ella y protege benignamente su
camino hacia la patria, hasta que llegue el día glorioso del Señor.
Fuente: https://www.hermandades-archisevilla.org/curiosidades/Asuncion_Virgen_Maria.php
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