Fuente: Pinterest
Permíteme, Señor, que aquí postrado,
consciente de mi nada en Tu presencia,
y aun temiendo pecar de irreverencia
me atreva al alto honor de acompañaros.
Yo sé que no soy digno de miraros,
mas, fiado en Tu amor y en Tu clemencia,
se apacigua el clamor de mi conciencia
y me inunda la calma al contemplaros.
En el mundo, Señor, por olvidaros,
es todo confusión y algarabía
que me inquietan de modo extraordinario.
Por eso, mi Señor, vengo a rogaros,
que le dejes gozar al alma mía,
del remanso de paz de Tu Sagrario.
José Ramon
de Pablo
Fuente: El Evangelio Diario en la Compañía de Jesús, 2024
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