El
rito de incensación expresa reverencia y oración. La materia que se coloca en
el incensario debe ser incienso puro o en caso de agregarle alguna sustancia se
debe procurar que la cantidad de incienso sea mucho mayor.
En
cuanto a la forma de incensar siempre ha de hacerse, únicamente, con
movimientos dobles. Antes y después de incensar se debe hacer una inclinación
profunda a la persona u objeto que se inciensa. Se inciensa con tres
movimientos dobles:
o
el Santísimo Sacramento (que ha de
hacerse de rodillas),
o
la reliquia de la Santa Cruz,
o
las imágenes del Señor o de la Virgen,
o
los dones para el sacrificio,
o
la cruz del altar,
o
el Evangelario,
o
el Cirio Pascual,
o
el ministro celebrante y
o
el pueblo.
El
resto de los casos se inciensa con dos movimientos dobles. Antes y después de
la incensación se debe hacer una reverencia profunda a la persona u objeto que
se inciensa, a excepción del altar y los dones para el sacrificio de la Misa.
En
la Misa se puede incensar durante la procesión de entrada; al comienzo de la
Misa para incensar primero a la cruz si está sobre el altar y, si no lo está,
cuando pase ante ella; después, al altar; en la procesión y proclamación del
Evangelio al Evangelario; en la preparación de los dones, que se inciensan las
ofrendas, el altar, la Cruz, al Obispo o presbítero, a los concelebrantes y al
pueblo.
También
se inciensa, de rodillas, en el momento de mostrar la Hostia y el Cáliz,
después de la consagración. En la bendición con el Santísimo Sacramento se le
inciensa durante el momento mismo de la bendición, colocándose el turiferario
ante el altar de rodillas, como en la consagración. Las imágenes se inciensan
sólo al comienzo de la celebración, no en el ofertorio.
Fuente: (Cf) Curso de Liturgia.
(Cf) Pedro Sergio Antonio Donoso Beant
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