El cielo es tuyo ¿Subes o te quedas?
La Ascensión clava nuestra esperanza en nuestra propia felicidad eterna. Así como Jesús ha subido con su cuerpo eternizado a la patria de los justos, así el mío y el de mis hermanos, el de todos los fieles que se esfuercen, subirá para nunca bajar, para quedarse siempre allí.
La Ascensión, además, es un subir, es un superarse de continuo, un no resignarse al muladar. Subir, siempre subir; querer ser otro, distinto, mejor; mejor en lo humano, mejor en lo intelectual y en lo espiritual. Cuando uno se para, se enferma; cuando uno se para definitivamente, ha comenzado a morir. Se impone la lucha diaria, la tenaz conquista de una meta tras otra, hasta alcanzar la última, la añorada cima de ser santo. Esa es mi meta, esa es mi cima. ¿También la tuya?
(...)
Dios creó al hombre, a ti y a mí, para que, al final, viviéramos eternamente
felices en la gloria. Si te salvas, Dios consigue su plan, y tú logras tu
sueño. Entonces habrá valido la pena vivir...(...)
Al final de la vida lo único que cuenta es lo hayamos hecho por Dios y por
nuestros hermanos. "Yo sé que toda la vida humana se gasta y se consume
bien o mal, y no hay posible ahorro. Los años son ésos y no más, y la eternidad
es lo que sigue a esta vida. Gastarnos por Dios y por nuestros hermanos en Dios
es lo razonable y seguro".
P.
Mariano de Blas LC
Fuente: Catholic.net
http://es.catholic.net/op/articulos/23436/el-cielo-es-tuyo-subes-o-te-quedas.html#modal
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