8. SIGNOS DE REVERENCIA: LAS
POSTURAS ( y II)
Fuera
de las posturas propias de la Misa hay otras posturas que pasamos a relacionar.
Se pueden adoptar dos clases de posturas corporales: la inclinación y la
genuflexión.
v LA
INCLINACIÓN: Indica reverencia y honor a las personas o a lo que representan y
puede ser de dos tipos: inclinación de cabeza e inclinación de cuerpo o
profunda, que se hace desde la cintura.
o
La inclinación de cabeza es la que se hace cuando se nombran juntas las tres divinas
Personas y cuando se pronuncia el nombre de Jesús, de la Virgen María y del
santo del que se hace memoria en una celebración litúrgica.
Se
debe hacer reverencia profunda en el Credo arrodillándonos si es la Solemnidad
de Navidad o la fiesta de la Anunciación del Señor. Asimismo, la bendición
presidencial que concluye la Misa se debe recibir con inclinación de cabeza.
o
La inclinación se llama de cuerpo o
reverencia profunda cuando se hace a partir de la cintura. Es la
inclinación que se hace al altar cuando no está allí el Santísimo; también se
debe hacer inclinación profunda cada vez que se sirva al obispo o se pase por
delante de él; se hace antes y después de las incensaciones y en algunas otras
ocasiones en que está dispuesto (por ejemplo, la que hace el sacerdote al decir
determinadas oraciones con las que personalmente se prepara; por ejemplo, para
leer el Evangelio o para empezar la plegaria eucarística; igualmente, cuando se
recita el Credo se hace esta inclinación a las palabras: “Y, por obra del
Espíritu Santo, se encarnó de la Virgen María”. Son gestos sencillos
impregnados de sentido religioso).
Deben hacer inclinación profunda al altar que simboliza a Cristo y no al sacerdote, como equivocadamente se hace a veces, todas aquellas personas que suban al presbiterio para realizar alguna función (por ejemplo, los lectores o los que van a hacer las peticiones de la Oración Universal de los Fieles, que vulgarmente llamamos preces, tanto al llegar como al marcharse).
v LA GENUFLEXIÓN: Se hace siempre con la rodilla derecha llevándola hasta el suelo y significa adoración. Por ser signo de adoración está reservada al Santísimo Sacramento y a la Santa Cruz en la liturgia del Viernes Santo.
En resumen, se debe hacer genuflexión cada vez que
pasemos por delante del Santísimo Sacramento e inclinación profunda al altar
todos los que se acercan al presbiterio o se alejan de él (por ejemplo, los que
se han acercado para hacer alguna lectura o petición).
Fuentes: Curso de Liturgia. (Cf)
Pedro Sergio Antonio Donoso Beant
y Centro de Pastoral litúrgica
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