Señor, si no estás aquí,
¿dónde te buscaré estando
ausente?
Si estás por doquier,
¿cómo no descubro tu presencia?
Cierto es que habitas en una
claridad inaccesible.
Pero, ¿dónde se halla esa
inaccesible claridad?
¿Quién me conducirá hasta
allí para verte en ella?
Y luego, ¿con qué señales,
bajo qué rasgos te buscaré?
Nunca jamás te vi, Señor, Dios mío;
no conozco tu rostro….
Enséñame a buscarte y muéstrate
a quien te busca,
porque no puedo ir ten tu
busca
a menos que Tú me enseñes,
y no puedo encontrarte si Tú no te manifiestas.
Deseando te buscaré,
te desearé buscando,
amando te hallaré
y encontrándote te amaré.
San Anselmo
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