martes, 8 de abril de 2025

LA ESTRUCTURA DE LA BIBLIA (Parte II)

 

BIBLIOTECA DE LA BIBLIA
Fuente: Pinterest

¿Por qué dos Testamentos?

La respuesta es que cada Testamento está incompleto sin el otro. Son dos elementos de un solo plan. San Agustín dijo que el Nuevo Testamento se oculta en el Antiguo, y el Antiguo se revela en el Nuevo. El día de su Resurrección, Jesús proclamó que todas las promesas del Antiguo Testamento se habían cumplido (Lc 24, 25-27). El sermón de Pedro en Hechos 2, 14-36 es un buen ejemplo de cómo los primeros cristianos predicaron eses mensaje.

Eso significa que no podemos entender del todo el mensaje cristiano sin el Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento no suprime ni revoca el Antiguo: por el contrario, lo cumple y renueva.

Al leerlo, notarás una conexión aún más estrecha. Una y otra vez, los eventos en un testamento te recordarán cosas que ocurrieron en el otro. Los teólogos cristianos llaman a esto tipología: la forma en que esos sucesos y elementos anteriores prefiguran momentos y objetos posteriores. Por ejemplo, los cristianos ven en el sacrificio de Isaac (Gn 22, 1-19) como una prefiguración o tipo, del sacrificio de Jesús en la cruz. Eso no significa que fuera solo un tipo: también fue un evento real que sucedió a Abraham e Isaac. Pero Dios usa la historia como un novelista usaría su trama, para llevarnos a una mejor comprensión de su plan.

El sacrificio de Isaac. Museo del Prado.

El Catecismo dice que la tipología “significa un dinamismo que se orienta al cumplimiento del plan divino” (nr. 130). La tipología nos muestra cuál es el patrón en el plan de Dios. La ofrenda de Abraham prefigura el sacrificio del cordero pascual durante la huida de Israel de Egipto (Ex 12), así como los sacrificios de animales del Templo de Jerusalén (que se construyó en el mismo lugar donde Abraham ofreció a Isaac). Su cumplimiento final fue en la ofrenda de Cristo y la Iglesia continúa participando en esa ofrenda hoy, cuando celebramos la Misa, la Eucaristía del Cordero de Dios.

  Fuente:  (cfr. Breve guía para leer la Biblia, de Scott Hahn. Madrid, 2024)

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