Lucas 1, 1-4; 4, 14-21
Hoy comienza el Evangelio según Lucas que se leeremos los domingos del Tiempo Ordinario durante este año. Este Evangelio comienza con una dedicatoria al “ilustre Teófilo”, personaje que nos es desconocido. En esa dedicatoria, el evangelista, que la tradición ha identificado con Lucas, compañero de Pablo y médico (véase Colosenses 4, 14), se nos presenta como un cristiano de la segunda o tercera generación que, tras una profunda investigación de los hechos, tal como fueron transmitidos por los testigos oculares, ha decidido escribir su Evangelio.
Rasgo
importante de este Evangelio es su vinculación con el Libro de los Hechos,
puesto que ambos fueron compuestos por el mismo autor. Así se ha creído desde
antiguo y ha sido corroborado por las investigaciones modernas, pues ambos
libros utilizan el mismo vocabulario, usan los mismos recursos literarios y
comparten los mismos puntos de vista teológicos.
Lucas
presenta a Jesús iniciando su vida pública en la sinagoga de Nazaret. Allí lee
el libro del profeta Isaías (61, 1-2; 58,6) e interpreta su misión como el
cumplimiento de esta profecía. De modo que, con Jesucristo, llega a su cumplimiento el Antiguo Testamento.
Las
promesas de Dios a los patriarcas, interpretadas por los profetas, se hacen
realidad en la existencia de Jesús. Aparecen ya desde el principio algunas
ideas presentes a lo largo de todo el Evangelio: el Espíritu Santo, los pobres
y la misericordia.
Fuente:
Evangelio
Diario en la Compañía de Jesús, 2022
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