martes, 8 de abril de 2025

LA ESTRUCTURA DE LA BIBLIA (Parte II)

 

BIBLIOTECA DE LA BIBLIA
Fuente: Pinterest

¿Por qué dos Testamentos?

La respuesta es que cada Testamento está incompleto sin el otro. Son dos elementos de un solo plan. San Agustín dijo que el Nuevo Testamento se oculta en el Antiguo, y el Antiguo se revela en el Nuevo. El día de su Resurrección, Jesús proclamó que todas las promesas del Antiguo Testamento se habían cumplido (Lc 24, 25-27). El sermón de Pedro en Hechos 2, 14-36 es un buen ejemplo de cómo los primeros cristianos predicaron eses mensaje.

Eso significa que no podemos entender del todo el mensaje cristiano sin el Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento no suprime ni revoca el Antiguo: por el contrario, lo cumple y renueva.

Al leerlo, notarás una conexión aún más estrecha. Una y otra vez, los eventos en un testamento te recordarán cosas que ocurrieron en el otro. Los teólogos cristianos llaman a esto tipología: la forma en que esos sucesos y elementos anteriores prefiguran momentos y objetos posteriores. Por ejemplo, los cristianos ven en el sacrificio de Isaac (Gn 22, 1-19) como una prefiguración o tipo, del sacrificio de Jesús en la cruz. Eso no significa que fuera solo un tipo: también fue un evento real que sucedió a Abraham e Isaac. Pero Dios usa la historia como un novelista usaría su trama, para llevarnos a una mejor comprensión de su plan.

El sacrificio de Isaac. Museo del Prado.

El Catecismo dice que la tipología “significa un dinamismo que se orienta al cumplimiento del plan divino” (nr. 130). La tipología nos muestra cuál es el patrón en el plan de Dios. La ofrenda de Abraham prefigura el sacrificio del cordero pascual durante la huida de Israel de Egipto (Ex 12), así como los sacrificios de animales del Templo de Jerusalén (que se construyó en el mismo lugar donde Abraham ofreció a Isaac). Su cumplimiento final fue en la ofrenda de Cristo y la Iglesia continúa participando en esa ofrenda hoy, cuando celebramos la Misa, la Eucaristía del Cordero de Dios.

  Fuente:  (cfr. Breve guía para leer la Biblia, de Scott Hahn. Madrid, 2024)

sábado, 5 de abril de 2025

LA PEQUEÑA DEVOCIÓN: LA MAGNÍFICA PROMESA DE NUESTRA SEÑORA

 Hoy, 5 de abril de 2025, es PRIMER SÁBADO de mes


Fuente: Pinterest

Hemos visto que el primer fruto de la devoción del primer sábado es la salvación de quien la practica, pero hay mucho más. Salvar a todas las almas, “especialmente a las más necesitadas”, es la intención principal de la práctica de los Primeros Sábados. Es decir, esta devoción puede convertir a los pecadores en peligro de perderse.

Además de nuestra propia salvación y la de los demás pecadores, Nuestra Señora ha querido que la Comunión de Reparación esté ligada al don de la paz de tal forma que esta devoción es un medio intercesor muy eficaz para obtener la paz para el mundo.

Los fieles católicos podemos atender la petición de la Virgen en Fátima practicando el “pequeño acto de reparación” que Ella pidió: la devoción del Primer Sábado con espíritu de reparación y con gran fervor todos los meses.

Por eso, no dejemos de recordar que cada uno de nosotros tiene un papel en el cumplimiento del Mensaje de Fátima.


QUÉ HACER Y CÓMO PRACTICAR 

ADECUADAMENTE ESTA DEVOCIÓN A LA VIRGEN

Para practicar esta devoción adecuadamente y promoverla entre otros católicos debemos comprender las condiciones que deben cumplirse según la petición de la Virgen. Lo que hay que hacer durante cinco primeros sábados consecutivos, es lo siguiente:

  • 1.     Rezar cinco misterios del Santo Rosario (ya sean los Misterios Gozosos, Dolorosos o Gloriosos).
  • 2.     Acompañar a Nuestra Señora durante quince minutos mientras se meditan los misterios del Santo Rosario. Para esta meditación se pueden elegir uno o más Misterios. Nuestra Señora nos enseña que la oración meditativa es una parte necesaria de la vida católica. San Alfonso María de Ligorio afirma que la oración mental es moralmente necesaria para la salvación (en su obra “El gran medio de Salvación y Perfección” explica que es imposible que quien persevera en la oración mental continúe en el pecado: o abandonará la meditación o renunciará al pecado).
  • 3.     Confesarse los ocho días anteriores o posteriores al primer sábado.
  • 4.     Recibir la Santa Comunión. La Comunión de Reparación es el acto más importante de esta devoción; la Sagrada Eucaristía es fuente y cumbre de la vida cristiana. En la Sagrada Comunión, Cristo se nos da a sí mismo y no hay nada más grande.
  • 5.     En su esencia, la devoción reparadora que pide Nuestra Señora en Pontevedra consiste en consolar Su Inmaculado Corazón por las ofensas recibidas de los hombres. Es decir, hay que ofrecer cada uno de estos actos en reparación de las ofensas y blasfemias cometidas contra el Inmaculado Corazón de María.
INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Fuente: Diocesis de Mälaga

De ahí que la práctica de esta devoción deba ser atenta y ferviente: el amor y la compasión (es decir, “sufrir con”) son el fundamento de esta devoción. Sin embargo, la Virgen nos pide tan poco porque es consciente de que no siempre lo haremos con mucho fervor. Pero, a menudo, cuando elegimos orar o hacer penitencia en un momento de sequía espiritual y falta de consuelo, manifestamos mayor amor a Dios. Recordemos la gran máxima de la espiritualidad: “Querer amar es amar”.

Sólo el Cielo podría haber diseñado una devoción tan perfecta en su sencillez.

Estas cinco condiciones abarcan toda la vida cristiana. La vida de la gracia santificante ocupa un lugar destacado, pues Nuestra Señora se une a nosotros para recibir regularmente la confesión y la comunión. Por estos sacramentos, el alma obtiene la gracia de Dios para combatir el pecado, crecer en la virtud y ganar méritos para la eternidad.

Fuente: (cfr) Centro de Fátima (www.fatima.org)

martes, 1 de abril de 2025

LA ESTRUCTURA DE LA BIBLIA (Parte I)

 

Fuente: sopetranalavista

La Biblia es una biblioteca de docenas de libros. Como cualquier buena biblioteca, tiene que estar organizada de alguna manera para poder encontrar los libros que contiene.

Dado que la Biblia comienza con el principio de los tiempos y termina con el fin de los tiempos, podrías esperar que los libros estén ordenados cronológicamente. En realidad, la disposición es más complicada de eso, pero también más lógica.

Por supuesto, las dos grandes divisiones son el Antiguo y el Nuevo Testamento. El Antiguo contine todos los libros de las Escrituras escritos antes de la venida de Jesucristo; el Nuevo Testamento contiene todos los libros escritos después de Su venida.

La primera pregunta que habría que hacerse es ¿qué es un testamento?  “Testamento” es una traducción de la palabra griega diatheke, que puede traducirse como pacto.  En el mundo antiguo, un pacto era un acuerdo solemne que creaba un vínculo familiar entre dos partes; por ejemplo, el matrimonio, la adopción; incluso, las alianzas entre pueblos. La Antigua y la Nueva Alianza representan etapas en la relación de Dios con su pueblo.

Fuente: Partes de la Biblia. Catecismo digital

El Antiguo Testamento contiene cuatro divisiones principales:

  • 1.     Ley. Son los cinco libros de Moisés, la base del resto del Antiguo Testamento. Cuentan la historia de cómo comenzó Israel y establecen reglas para la vida y el culto.
  • 2.     Historia. Estos libros cuentan la historia de Israel en la Tierra Prometida, desde su conquista hasta la exitosa rebelión de los Macabeos, pasando por el reino y el periodo de exilio.
  • 3.    Sabiduría. Estos libros incluyen reflexiones sobre el orden de la creación, e instrucciones morales sobre la virtud personal, la vida familiar, el gobierno y el temor del Señor.
  • 4.     Profecía. Nos muestra la palabra de Dios: su juicio sobre los malvados y sus promesas de consuelo para los afligidos.

En el Nuevo Testamento se puede ver el mismo tipo de estructura, también con cuatro partes:

  • 1.    Evangelios (Ley). Son la base de todo lo que sigue en el Nuevo Testamento; cuentan cómo Jesucristo trajo la Nueva Ley por la cual viven los cristianos.
  • 2.    Hechos de los apóstoles (historia). La fundación y expansión del nuevo reino: la Iglesia.  
  • 3.    Epístolas (sabiduría). Meditaciones sobre la doctrina cristiana y consejo prácticos sobre cómo vivirla.
  • 4.    Apocalipsis (profecía). Cómo el juicio final trae el castigo a los malvados y consuelo a los afligidos.

Recordar estas cuatro grandes divisiones en los dos Testamentos será de gran ayuda para familiarizarse con lo que hay en la Biblia. Una vez que conocemos la organización general, es sorprendente lo rápido que se puede encontrar casi todo.

  Fuente:  (cfr. Breve guía para leer la Biblia, de Scott Hahn. Madrid, 2024)

sábado, 29 de marzo de 2025

LA PEQUEÑA DEVOCIÓN: LA MAGNÍFICA PROMESA DE NUESTRA SEÑORA

  

APARICIÓN DE LA VIRGEN DE FÁTIMA
Fuente: web católico de Javier

En Fátima, la Virgen María se apareció seis veces a los niños, pero su aparición de 13 de julio de 1917 fue particularmente importante; además, también fue la primera vez que la Virgen mencionó los Primeros Sábados.

Pero, ¿por qué hacer esta devoción al Corazón Inmaculado de María en particular? Sabemos que honramos a María porque es la Madre de Dios y nuestra Madre. Dios quiere que tengamos una devoción a Su Inmaculado Corazón poque ella es uno de los tres preciados dones del Sagrado Corazón de Jesús para nosotros (Haurietis aquas[1]). Es la devoción más completa que nos lleva al Sagrado Corazón de Jesús, especialmente en la Santa Eucaristía. Dios quiere ahora esta devoción al Corazón Inmaculado de María para salvar a las almas de la perdición. Así se cumple el mandamiento de amar al prójimo; la mejor manera de amar al prójimo necesitados es ayudar a salvar sus almas.

¿POR QUÉ ESTA DEVOCIÓN?

En síntesis, porque:

-        Nuestra Señora dijo en Fátima, el 13 de julio de 1917: Si hacéis lo que os digo, se salvarán muchas almas, habrá paz”.     La Virgen hizo dos peticiones especiales:

-   la Consagración de Rusia (san Juan Pablo II dijo que se había cumplido en 1984) y

-  la Devoción de los Primeros Sábados, pero esta petición aún no se ha cumplido. La Devoción de los Primeros Sábados requiere vasta reparación 

-   En Pontevedra, Nuestra Señora hizo una promesa asombrosa: “A todos los que el primer sábado de cinco meses consecutivos cumplan todas las condiciones solicitadas, «prometo asistirlos en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas”. Es decir; a quienes cumplan los cinco Primeros Sábados seguidos, la Virgen ha prometido su salvación.

Con una generosidad sin límites, la Santísima Virgen prometió la gracia de las gracias, la de la perseverancia final. Esta gracia no puede ser merecida ni siquiera por una vida entera de santidad gastada en oración y penitencia, pues es siempre un don puramente gratuito de la infinita Misericordia de Dios. Sin embargo, en Pontevedra, ¡Ella hizo una promesa celestial sin ninguna exclusión, limitación o restricción! Por su bondadosa magnanimidad, Ella pretende llamar nuestra atención y mover nuestros corazones para ofrecer reparación.

¿Cómo puede ser tan esencial la devoción al Inmaculado Corazón de Nuestra Señora? Porque el Corazón de María es como el Corazón de Jesús. En palabras de San Juan Eudes, los Corazones de Nuestro Señor y Nuestra Señora están tan íntimamente unidos que son místicamente Un solo Corazón.

Cada uno de nosotros tiene un papel en el cumplimiento del mensaje de Fátima.

Hermana Lucy
Fuente: Santuario de Fátima

Es importante recordar que una de las objeciones que le pusieron a Lucía para divulgar el mensaje que había recibido de Nuestra Señora es que esta devoción ya existía en el mundo, porque muchas almas ya la practicaban cada primer sábado de mes y rezaban los quince misterios del Rosario. Cuando Lucía se lo comentó a Nuestra Señora el 15 de febrero de 1926, en una segunda aparición, Ella le dijo:

«Es verdad, hija Mía, que muchas almas comienzan, pero pocas perseveran hasta el final, y las que perseveran, lo hacen para recibir las gracias prometidas. Las almas que hacen los Cinco Primeros Sábados con fervor y para hacer Reparación al Corazón de tu Madre Celestial, me complacen más que los que hacen quince, pero son tibios e indiferentes».

Fuentes: Fátima Center & communalfirstsaturdays.org 




[1] Haurietis aquas (en latín, Beberéis aguas) es una encíclica de Pio XII, publicada el 15 de mayo de 1956 en la que trata sobre el culto al Sagrado Corazón de Jesús.

martes, 25 de marzo de 2025

¿QUÉ ES LA BIBLIA?

 


La Biblia es la Palabra de Dios en palabras humanas. Como nos llega del Dios Todopoderoso, tiene el poder de transformar la vida, pues Dios nos conoce y sabe lo que necesitamos cada vez que abrimos el libro.

La Biblia es una biblioteca entera de libros escritos a lo largo de más de mil años, en muchos estilos diferentes y con muchos puntos de vista, pues son docenas de escritores distintos. Pero también es un solo libro, con un solo autor -Dios- contando una sola historia: la historia apasionante de nuestra salvación.

Ningún otro libro tiene este tipo de variedad y unidad o unidad en la variedad. Es lo que hace que leer la Biblia pueda ser no sólo algo agradable, sino una de las experiencias intelectuales más emocionantes de tu vida.

La historia tarda mucho en desarrollarse y conocerás a muchos personajes interesantes en el camino. Al final te darás cuenta de que, desde el principio, Dios siempre tuvo un plan providencial: el plan de un Padre para salvar a sus hijos. También verás cómo, al igual que un novelista experto, fue enviando personas y acontecimientos que presagiaban, a su vez, personas y acontecimientos posteriores, preparando a su pueblo para lo que habría de venir mediante imágenes o representaciones que les ayudarían a entenderlo todo a su debido tiempo.

Por último, hay una cosa más que hace única a la Biblia. No tienes que conformarte sólo con leerla: puedes entrar directamente en ella. Dondequiera que se celebren los sacramentos, ahí la Biblia sucede. Leer la Biblia te ayuda a prepararte para los sacramentos y, en los sacramentos, todo lo que has leído cobra vida ante tus ojos.

¿No te suena a aventura apasionante?

  

Fuente:  (cfr.) "Breve guía para leer la Biblia", de Scott Hahn. Madrid, 2024.

sábado, 22 de marzo de 2025

LA DEVOCIÓN OLVIDADA DE FÁTIMA

Quedan 15 días para el próximo primer sábado de mes y es un buen momento para recordar la petición que hizo la Virgen María en 1925 a Lucía, la vidente de Fatima, en Pontevedra.

LA MAGNÍFICA PROMESA DE NUESTRA SEÑORA (Parte I)

 

Fatima mais. Fuente: Pinterest

Cuando Nuestra Señora se apareció el 13 de julio de 1917 a Lucía, Francisco y Jacinta, les dio un mensaje crucial: que, para salvar las almas, Dios había querido establecer la devoción a Su Inmaculado Corazón en todo el mundo.  Dios ha provisto el Inmaculado Corazón de Su Madre como medio seguro y fácil para arrancar las almas del peligro del infierno; primero la de cada uno; luego, las de los seres queridos; incluso las almas de los más grandes pecadores, porque la misericordia y el poder del Inmaculado Corazón de María no tienen límite.

Nuestra Señora les dijo entonces que vendría nuevamente para solicitar la Consagración de Rusia por parte del Papa y los obispos, y la Comunión de Reparación de los Primeros Sábados para que se hiciera por todos los católicos. Ella prometió que, “si se hace lo que te digo, muchas almas se salvarán y habrá paz”.

Fiel a Su palabra, Nuestra Señora regresó ocho años después, apareciéndose a Lucía donde residía entonces, en el convento de las Doroteas, en Pontevedra, para pedir la Comunión de Reparación cada Primer Sábado de mes.

Fue la tarde del jueves 10 de diciembre de 1925, cuando el Niño Jesús y la Santísima Virgen se aparecieron a Lucía, postulante en el convento, pidiéndole los Primeros Sábados de Reparación, manifestándole Su deseo de que lo diera a conocer.

Sucedió después de la cena, cuando Lucía había regresado a su celda. El relato que contó Lucía fue el siguiente:

“La Santísima Virgen se le apareció y, a Su lado, elevado sobre una nube luminosa, estaba el Niño Jesús. La Santísima Virgen posó Su mano sobre el hombro de Lucía y, al hacerlo, le mostró un corazón rodeado de espinas que tenía en la otra mano, al mismo tiempo que el Niño Jesús decía:

«Tened compasión del Corazón de vuestra Madre Santísima, cubierto de espinas, con que los hombres ingratos lo traspasan a cada momento, y no hay quien haga acto de Reparación para quitárselas»”.

Entonces, la Santísima Virgen, dijo:

«Mira, hija Mía, Mi Corazón, rodeado de espinas con las que los hombres ingratos Me traspasan a cada momento con sus blasfemias e ingratitudes. Procura, al menos consolarme, y anuncia en Mi nombre que Yo prometo asistir en el momento de la muerte, con todas las gracias necesarias para la salvación, a todos aquellos que, el Primer Sábado de cinco meses consecutivos, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen cinco misterios del Rosario y Me acompañen durante quince minutos mientras meditan los quince misterios del Rosario con la intención de repararme».

La desproporción entre “La pequeña devoción” solicitada y la inmensa gracia que se le atribuye, nos revela el inmenso poder de intercesión concedido a la Santísima Virgen María para la salvación de las almas. Esto es coherente con la teología católica, como enseñaba San Alfonso, obispo y doctor: “El Hijo: omnipotente por naturaleza; la Madre sólo lo es por gracia”.

El padre Alonso explicó: “Esta gran promesa no es sino una nueva manifestación de este amor de complacencia que la Santísima Trinidad tiene por la Santísima Virgen. A tan humildes prácticas, tales almas aceptan la promesa con amor filial y un corazón sencillo y lleno de confianza en la Santísima Virgen María”.

En resumen; el primer fruto de la devoción del Primer Sábado es la salvación de quien la practica. Pero hay mucho más en la promesa de nuestra Señora, pues un espíritu apostólico y misionero impregna la espiritualidad de Fátima. Esta devoción de Reparación puede convertir a los pecadores en peligro de perderse y es un medio intercesor muy eficaz para obtener la paz para el mundo del Inmaculado Corazón de María.

Fuente: (cfr) Centro de Fátima (www.fatima.org)

lunes, 6 de mayo de 2024

CURSO DE LITURGIA

 

Inicio de la Cuaresma. Fuente: Marca.com

26. LA CUARESMA

Cuarenta días antes del Domingo de Ramos empieza el tiempo de Cuaresma que la Iglesia instituye para prepararnos a celebrar los misterios de la Pasión. Desde fines del siglo II ya existe en la Iglesia un periodo de preparación a la Pascua, observado con días de ayuno y penitencia.

Este ayuno de cuarenta días se observaba desde la sexta semana antes de Pascua, pero habiendo por medio seis domingos (días siempre festivos y nunca penitenciales) y para completar el número simbólico de cuarenta días de penitencia (cuarenta años fue la peregrinación del pueblo de Israel en el desierto, cuarenta horas permaneció Jesús muerto, cuarenta días duró el diluvio, cuarenta días estuvo Moisés en el Sinaí), se amplió al miércoles anterior.

Más tarde se añadieron otros domingos de preparación a la Cuaresma (Quincuagésima, Sexagésima y Septuagésima, hoy suprimidos). Era en Cuaresma la época en que los catecúmenos que se iban a bautizar en la Vigilia Pascual se preparaban intensamente para recibir el Sacramento. También, el Miércoles de Ceniza, eran separados públicamente de la Asamblea los pecadores, imponiéndoseles la ceniza y obligándoseles a la penitencia pública, generalizando la costumbre de la imposición de la ceniza a todos los fieles el papa Urbano II en el sínodo de Benevento del año 1.001. La Constitución litúrgica (SC 109) recuerda el carácter bautismal y penitencial de la Cuaresma. Es la época del “convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1,15).

Abarca pues, desde el Miércoles de Ceniza hasta el Triduo pascual. El cómputo matemático total en la actualidad suma cuarenta y cuatro días, incluidos el Miércoles de Ceniza y el Jueves Santo. Dentro de la Cuaresma entran las siguientes fiestas:

Ø Solemnidad de San José, el diecinueve de marzo,

Ø La Anunciación del Señor, el veinticinco de marzo.

La SC nos recuerda el doble carácter de la Cuaresma: penitencial y bautismal. Insiste en la escucha asidua de la Palabra y en la dedicación a la oración. Teológicamente, el protagonista de la Cuaresma es Cristo (se retira al desierto a orar, se encuentra con la samaritana y la salva, cura al ciego, etc.). Él es el dueño de la historia y avanza hacia la Pascua sembrando la Salvación.

La trilogía cuaresmal que la Iglesia nos propone consiste en limosna, oración y ayuno.

En cuanto a normas litúrgicas y orientaciones pastorales propias de este tiempo, podemos apuntar algunas:

Ø En general, en el tiempo cuaresmal se debe buscar la mayor austeridad posible, tanto para el altar como para los demás lugares y elementos celebrativos.

 

Ø El contraste entre esta austeridad cuaresmal y las maneras festivas que se ofrecerán al llegar la Pascua (Pascua = paso) ayudarán a captar este concepto de “paso”.

 

Ø En este tiempo hay que suprimir las flores, la música instrumental (salvo si es imprescindible para acompañar el canto) y los adornos.

 

Ø Una celebración comunitaria de la Penitencia es muy recomendable, con confesión personal como preparación inmediata al Triduo Pascual, así como el ejercicio del Vía Crucis.

 

Ø En la Misa siempre se omite el Aleluya.

 

Ø Se dicen los prefacios de Cuaresma (excepto las fiestas que los tengan propios)

 

Ø Los domingos se omite el Gloria.

 

Ø Antes del Evangelio, en lugar del Aleluya se puede hacer una aclamación a Cristo.

 

Ø El acto penitencial de la Misa debe destacarse.

 

Ø El Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo hay que guardar ayuno y abstenerse de comer carne. El ayuno consiste en hacer una sola comida al día, no estando prohibido tomar algo de alimento a la mañana y a la noche.

 

Ø Los viernes de Cuaresma (y todos los del año) son días penitenciales de abstinencia. Ésta puede ser sustituida por alguna práctica religiosa: lectura de la Sagrada Escritura, limosna penitencial, obras de caridad o piedad, etc.

 

Ø En el Miércoles de Ceniza, la imposición de la ceniza debe hacerse después del Evangelio y la homilía. Por ese motivo, en la Misa de ese día se omite el acto penitencial. Es recomendable que el sacerdote presidente se imponga a sí mismo la ceniza o que alguno de los fieles se adelante a imponérsela: debe dar ejemplo de que, como signo visible de Cristo en la comunidad, se incorpora también a su camino de Pascua.

 

Ø El sexto domingo de Cuaresma se llama domingo en la Pasión del Señor o de Ramos (antes de la reforma litúrgica se conocía por el nombre de Domingo de Pasión al anterior a Ramos)

 

Ø Las vestiduras son, como en Adviento, moradas.

 

Resumiendo; en Cuaresma se debe buscar la mayor austeridad posible como tiempo penitencial propio, tanto en el exorno de los altares como en los demás elementos celebrativos, suprimiendo flores y cánticos. En la antigua liturgia hispánica, en este tiempo se cubría el altar con un paño de saco. Se omite siempre el “Aleluya” y está mandado suprimir los adornos y las flores, excepto el domingo IV llamado de Laetare por su Introito (ese domingo se pueden usarlos ornamentos rosas), omitiéndose los domingos el “Gloria”. Es tiempo adecuado para realizar celebraciones comunitarias de la Penitencia. El ayuno está limitado al Miércoles de Ceniza y al viernes Santo, y la abstinencia de carne, además de estos dos días, todos los viernes del año, no sólo los cuaresmales, pues el CDC no hace distinción alguna entre unos viertes u otros (CDC 1.250 y siguientes). No obstante, el ayuno y la abstinencia pueden ser sustituidos por otra práctica penitencial, como obras de caridad (visita a enfermos o atribulados) o piedad (participación en la Santa Misa, rezo del Rosario, etc.), limosnas, lectura de la Sagrada Escritura, etc. (artículo 13.2 del Decreto General de la Conferencia Episcopal Española sobre las Normas Complementarias al Nuevo Código de Derecho Canónico, de 26.11.1983)

Fuente: (Cf) Curso de Liturgia. (Cf) Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


lunes, 29 de abril de 2024

CURSO DE LITURGIA

 

La procesión del Señor de los Milagros recorre Lima (Perú) el Viernes Santo.
Fuente: Youtube

24. LAS PROCESIONES

Un apartado de la religiosidad popular muy querido por las Hermandades y cofradías son las procesiones. La procesión es una expresión cultual de carácter universal en la cual la piedad popular y la liturgia establecen una relación muy peculiar. Las procesiones son manifestaciones de la fe y piedad populares con grandes connotaciones culturales y que despiertan el sentimiento religioso de los fieles, tal como las define el Directorio sobre la piedad popular y la liturgia.

Hay procesiones litúrgicas que se celebran durante el desarrollo de la Eucaristía y son necesarias para el desarrollo de la misma acción litúrgica: la procesión de entrada del ministro y los celebrantes, que puede solemnizare entrando los celebrantes desde el fondo de la nave; la procesión hacia el ambón del diácono o presbítero para proclamar el Evangelio; la procesión para presentar las ofrendas; el momento de recibir la comunión, que también se considera procesión de los fieles. Además, hay procesiones litúrgicas con motivo de ciertas festividades: la del 2 de febrero (Candelaria), que conmemora la Presentación del Señor en el Templo; la del Domingo de Ramos (palmas), que conmemora la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén; las de la Vigilia Pascual con el rito del Lucernario. Otras, tienen carácter votivo, como la del Corpus o las rogativas.

Fue en la Edad Media cuando la piedad popular amplió el número de procesiones votivas que alcanzaron su punto álgido durante la época barroca, tanto para honrar a los santos como para meditar los aspectos de la Pasión. Los riesgos que tienen se refieren a que estas manifestaciones prevalezcan sobre los sacramentos, que quedarían relegados a un segundo plano o a considerar la procesión como el acto culminante de la Liturgia, lo cual puede degenerar en convertir la procesión en mero espectáculo o acto folclórico cultural. Para evitar esa mala interpretación se impone una catequesis adecuada sobre el sentido de las procesiones en un triple sentido:

v teológico, como sentido de pueblo de Dios en marcha, en el camino de la Jerusalén celeste;

v litúrgico, procurando que haya representación eclesiástica en la presidencia y con oraciones al inicio y al terminar, portando velas los asistentes;

v antropológico, poniendo de manifiesto el significado de procesión como camino que se hace juntos, participando en el mismo clima de oración.    

Fuente: (Cf) Curso de Liturgia. (Cf) Pedro Sergio Antonio Donoso Beant

lunes, 22 de abril de 2024

Boletín Parroquial "O Sineiro", n. 645


Podes consultar este Boletín premendo AQUÍ.

 

CURSO DE LITURGIA

 

Lector.  Fuente: Perú Católico

23. MINISTERIOS LAICALES

Los Ministerios Laicales que hoy día pueden instituirse han quedado reducidos a dos: Lectorado y Acolitado. Etimológicamente, la palabra acólito procede del griego y significa compañero, derivada a su vez de la voz camino, en referencia al camino que se recorren en compañía. La figura del acólito está recogida desde tiempos pretéritos en los rituales celebrativos de la Iglesia, no en vano hay documentos del siglo XVI en los cuales se hace ya referencia a su figura, funciones y atuendo.

Mediante el motu proprio Ministeria Quaedam (15-VIII-72), el Papa Pablo VI suprimió el subdiaconado y las cuatro órdenes menores (Ostiariado, Lectorado, Exorcistado y Acolitado), estableciendo en su lugar los ministerios antes citados de Lectorado y Acolitado. Se establece así una frontera clara y diáfana entre ministerios ordenados (que se confieren mediante la imposición de manos) y los demás ministerios, que pueden ser instituidos o simplemente confiados a los laicos, de manera estable u ocasional (caso típico del que sale a leer o decir las preces en una ceremonia concreta).

Centrándonos en los ministerios laicales instituidos diremos que se instituyen en una ceremonia litúrgica que establece a un varón como lector, salmista o al servicio del altar como ayudante del sacerdote, como ministro extraordinario de la Comunión y de la Exposición del Santísimo. Esta institución la hace el obispo o superior de una Orden religiosa, generalmente dentro de la Misa. Al lector se le hace entrega de una Biblia y al acólito de patena con pan y cáliz con vino, simbolizando su función.

Las funciones del Lector son:

v Proclamación de la palabra, excepto el Evangelio.

v Salmista

v Director de canto o coro

v Intencionista en la Oración de los fieles

v Monitor o comentador o guía

v Catequista litúrgico

v Instructor de lectores ocasionales  

Fuente: (Cf) Curso de Liturgia. (Cf) Pedro Sergio Antonio Donoso Beant