Hoy, 5 de abril de 2025, es PRIMER SÁBADO de mes
Hemos visto que el primer fruto de la devoción del primer sábado es la salvación de quien la practica, pero hay mucho más. Salvar a todas las almas, “especialmente a las más necesitadas”, es la intención principal de la práctica de los Primeros Sábados. Es decir, esta devoción puede convertir a los pecadores en peligro de perderse.
Además
de nuestra propia salvación y la de los demás pecadores, Nuestra Señora ha
querido que la Comunión de Reparación esté ligada al don de la paz de tal
forma que esta devoción es un medio intercesor muy eficaz para obtener la
paz para el mundo.
Los
fieles católicos podemos atender la petición de la Virgen en Fátima practicando
el “pequeño acto de reparación” que Ella pidió: la devoción del Primer Sábado con espíritu de reparación y con gran fervor todos los meses.
Por eso, no dejemos de recordar que cada uno de nosotros tiene un
papel en el cumplimiento del Mensaje de Fátima.
QUÉ HACER Y CÓMO PRACTICAR
ADECUADAMENTE ESTA DEVOCIÓN A LA VIRGEN
Para
practicar esta devoción adecuadamente y promoverla entre otros católicos
debemos comprender las condiciones que deben cumplirse según la petición de la
Virgen. Lo que hay que hacer durante cinco primeros sábados consecutivos, es lo
siguiente:
- 1. Rezar
cinco misterios del Santo Rosario (ya sean los Misterios
Gozosos, Dolorosos o Gloriosos).
- 2. Acompañar a Nuestra Señora durante quince minutos mientras se meditan los misterios del Santo Rosario. Para esta meditación se pueden elegir uno o más Misterios. Nuestra Señora nos enseña que la oración meditativa es una parte necesaria de la vida católica. San Alfonso María de Ligorio afirma que la oración mental es moralmente necesaria para la salvación (en su obra “El gran medio de Salvación y Perfección” explica que es imposible que quien persevera en la oración mental continúe en el pecado: o abandonará la meditación o renunciará al pecado).
- 3. Confesarse
los ocho días anteriores o posteriores al primer sábado.
- 4. Recibir
la Santa Comunión. La Comunión de Reparación es el acto más
importante de esta devoción; la Sagrada Eucaristía es fuente y cumbre de la
vida cristiana. En la Sagrada Comunión, Cristo se nos da a sí mismo y no hay
nada más grande.
- 5. En su esencia, la devoción reparadora que pide Nuestra Señora en Pontevedra consiste en consolar Su Inmaculado Corazón por las ofensas recibidas de los hombres. Es decir, hay que ofrecer cada uno de estos actos en reparación de las ofensas y blasfemias cometidas contra el Inmaculado Corazón de María.
De ahí que la práctica de esta devoción deba ser atenta
y ferviente: el amor y la compasión (es decir, “sufrir con”) son
el fundamento de esta devoción. Sin embargo, la Virgen nos pide tan poco porque
es consciente de que no siempre lo haremos con mucho fervor. Pero, a menudo, cuando
elegimos orar o hacer penitencia en un momento de sequía espiritual y falta de
consuelo, manifestamos mayor amor a Dios. Recordemos la gran máxima de
la espiritualidad: “Querer amar es amar”.
Sólo el Cielo podría haber diseñado una devoción tan perfecta en su
sencillez.
Estas
cinco condiciones abarcan toda la vida cristiana. La vida de la gracia
santificante ocupa un lugar destacado, pues Nuestra Señora se une a nosotros
para recibir regularmente la confesión y la comunión. Por estos sacramentos, el
alma obtiene la gracia de Dios para combatir el pecado, crecer en la virtud y
ganar méritos para la eternidad.
Fuente: (cfr) Centro de Fátima (www.fatima.org)
No hay comentarios:
Publicar un comentario