En este tercer domingo de
Adviento, tradicionalmente llamado gaudete (¡alegraos!), la Palabra de Dios (Jn 1, 6-8.19-28) nos convoca a alegrarnos y a considera
dónde está la fuente de nuestra alegría. Juan Bautista vuelve a recordarnos que
este gozo no es fácil, sino que emana del movimiento de conversión hacia lo
esencial. El contenido de esta metanoia no es otro que aquel que ya
propusiera el profeta Isaías: vendar los corazones desgarrados, abrir las
prisiones injustas, llevar un poco de consuelo a nuestro mundo abatido.
(…)
Con Jesús, el bautismo de
Juan adquiere una dimensión nueva: al agua, Jesús añade el Espíritu Santo y el
fuego. Es decir, que en aquello que somos y en aquello que pobremente intentamos
hacer para construir un mundo mejor, Jesús viene a ensancharnos y a llevarnos
infinitamente más lejos de donde podemos ir solos.
Esta es la buena Noticia,
que nos permite anclarnos en la alegría y no tener miedo: “El que os ha llamado
es fiel y cumplirá sus promesas”.
Fuente: Evangelio Diario en la Compañía de Jesús,
2023
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