Virgen de la Esperanza de la catedral de León
La
fiesta de la advocación de la Virgen de la Esperanza, “Santa María de la O” se
celebra desde el siglo VII
También llamada de la “espera del parto” (Expectatio Partus), esta
fiesta se estableció en el décimo Concilio de Toledo (656) y
se mantiene en el calendario mozárabe. El nombre de "Santa María
de la O" se debe a que, después de rezar la oración de la tarde, el coro sostenía una larga "O", símbolo de la expectación del universo por la
venida del Mesías.
Desde aquellos siglos VII y
VIII nos han llegado 7 antífonas que aún se cantan con el
Magnificat en la oración de Vísperas del rito romano. Se cantan una por día, desde
el 17 hasta la vigilia anterior a la de Navidad, el 23 de diciembre. Cada
una de ellas comienza con una invocación a Jesús quien, en este caso, nunca
es llamado por su nombre. Este septenario es muy antiguo, se remite a la época
del papa Gregorio Magno, alrededor del año 600.
Se llaman "antífonas mayores" o "antífonas de la O" (cada una empieza por una exclamación "Oh"), y son seguidas siempre de la petición "¡ven!". Las antífonas están en latín y se inspiran en textos del Antiguo Testamento que anuncian al Mesías. Pero con una particularidad: las tres últimas incluyen algunas expresiones que sólo se explican a la luz del Nuevo Testamento. Estas son las invocaciones:
O Sapientia = sabiduría, Palabra
O Adonai = Señor poderoso (en hebreo)
O Radix = raíz, renuevo de Jesé (padre de
David)
O Clavis =
llave de David, que abre y cierra
O Oriens =
oriente, sol, luz
O Rex = Cristo como Rey
O Emmanuel = Dios-con-nosotros.
La antífona «O Oriens» del 21 de diciembre incluye una clara
referencia al «Benedictus», el cántico de Zacarías inserto en el capítulo 1 del
Evangelio de san Lucas: «Nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar
a los que viven en tiniebla y en sombras de muerte».
La antífona «O Rex» del 22 de diciembre incluye un pasaje del himno
a Jesús del capítulo 2 de la epístola de san Pablo a los Efesios: «El que de
dos [es decir, judíos y paganos] ha hecho una sola cosa».
La antífona «O Emmanuel» del 23 de diciembre se concluye al final
con la invocación «Dominus Deus noster»: una invocación exclusivamente
cristiana, porque sólo los seguidores de Jesús reconocen a Emmanuel como Señor.
Otro mensaje es el acróstico de las iniciales latinas de la primera palabra
después de la “O” leídas en sentido inverso: "ero cras", que significa "seré mañana,
vendré mañana", como respuesta
del Mesías a la súplica de sus fieles.
La razón: complementar la Anunciación
El motivo que alegaron los padres conciliares del X Concilio de Toledo para
promulgar este decreto fue que, como no todos los años se puede
celebrar con el esplendor conveniente la Anunciación de la Santísima Virgen (pues coincide con el tiempo de Cuaresma o la
solemnidad pascual), "se establece por especial decreto que el día octavo
antes de la Natividad del Señor se tenga dicho día como celebérrimo y
preclaro en honor de su santísima Madre".
En este decreto se alude a la celebración de tal fiesta en "muchas otras
Iglesias lejanas" y se ordena que se retenga esta costumbre; aunque, para
conformarse con la Iglesia romana, se celebrará también la fiesta del 25 de
marzo. De hecho, fue en España una de las fiestas más solemnes,
y consta que, de Toledo, pasó a muchas otras iglesias, tanto de la Península
como de fuera de ella. También fue llamado "día de Santa
María" y, como hoy, de Nuestra
Señora de la O, por empezar con
esta letra las grandes antífonas del rezo de Vísperas el día previo.
Trece siglos después, en España, esta fiesta se sigue celebrando el 18 de
diciembre en la Basílica de la Real Colegiata de San Isidoro de León (del siglo
XI) con una Misa por el rito hispano-mozárabe.
Fuentes:
Religión en libertad, https://www.religionenlibertad.com/cultura/46666/como-nace-la-advocacion-de-maria-de-la-o-es-la.html (17.12.2023)
https://www.infocatolica.com/?t=opinion&cod=36523 (17.12.2023)
Artículo publicado originalmente en Cari Fillii, 2015
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