miércoles, 29 de junio de 2022

Santísimo Sacramento

Sagrario del Altar Mayor de la catedral de Sevilla, de Francisco de Alfaro (1593-1595). 

Fuente: Universidad de Almería 
 

Aquí está el Señor

… un día vi cómo deambulaban -con un desenfado casi insultante- unos jóvenes por el interior de un templo…. Esto me recordó a aquel grupo de excursionistas que, en actitud de curiosidad ansiosa por verlo todo -adoptando un cierto aire de viaje de estudios-, tal vez con capacidad de asombrarse ante cualquier imagen de pasta relamida, ignorando en cambio el valor de piedras y tallas artísticas centenarias, se acercó un día a una iglesia de mi pueblo, un hermoso templo ojival del periodo de transición del románico al gótico.

    El cura que atiende la iglesia se encontraba en el pórtico. Uno del grupo le preguntó:

-        ¿Qué es lo que hay de más valor en esta iglesia? ¿Algo que sea digno de visitar?

        El sacerdote que luego me contaría lo sucedido, sin vacilar ni dudarlo, les dijo: 

        ¡Vengan!

Y entró en la iglesia, seguido del grupo, que ya se felicitaba porque el mismo señor cura hiciese de cicerone.

-            ¡Vengan, vengan! – les dijo en voz muy baja-, vamos al altar mayor.

      Entendieron muy bien. Cesaron de hablar, al menos del modo tan ostensible como lo venían haciendo. Al llegar al altar mayor, saludó con una genuflexión; todos, unos mejor y otros peor, también hicieron su genuflexión. Luego el párroco se arrodilló, y -medio volviéndose- les señaló el Sagrario:

-           ¡Aquí tienen! ¡Esto es lo de más valor que tenemos en la iglesia! ¿Aquí está el Señor!

       Los excursionistas tardaron unos segundos en reaccionar. Tal vez se preguntarían si se les estaba tomando el pelo. El caso es que se fueron arrodillando uno tras otro, y me imagino que, quien más quien menos, rezaría algo al Señor.

           Sí claro, luego les explicó -siempre en voz baja y respetuosa para con la casa de Dios- los otros valores artísticos del templo…

        Por mi parte no tengo inconveniente en reconocer que fue una visita provechosa, ¿verdad? Junto a la lección de arte, aquellos turistas recibieron al mismo tiempo una sencilla y maravillosa lección de fe y de piedad. ¡Cuánto bien podemos hacer todos en ese sentido!

      ¿Te animas tú a buscarle en ese escondite que es el Sagrario de nuestras iglesias? “Ahí lo tienes: es Rey de Reyes y Señor de Señores. – Está escondido en el Pan. Se humilló hasta estos extremos por amor a ti”. 

       De aquella visita turística, este buen sacerdote se sirvió para inculcarles el respeto y veneración ante lo sagrado, y para descubrirles que, ante todo, en un templo católico lo primero y a quien hay que dar la primacía es al Señor.


Fuente: Acércate al Sagrario. José Manuel Iglesias. Madrid, 2005

No hay comentarios: