La familia, basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, es núcleo
fundamental de la sociedad y de la Iglesia. Por eso, el Hijo de Dios quiso
nacer y crecer en el seno de una familia con María y José (cf. Ev.). Una
familia que se distinguía por su fe y su amor a Dios y por sus virtudes
domésticas, que nosotros queremos imitar para gozar un día de los premios
eternos en el hogar del cielo (1.ª orac). Así, la familia cristiana debe estar
basada en el amor y el respeto mutuo entre los esposos y de ambos hacia los
hijos, que deben honrar a sus padres. «Iglesia doméstica», donde se transmite y
vive la fe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario