En medio de la noche nació Cristo, la luz del mundo, la gracia de Dios para
todos los hombres. Y esta primera venida en la humildad del pesebre es una
llamada a vivir sobria, honrada y religiosamente, aguardando la dicha que
esperamos: su segunda venida, «la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador
nuestro Jesucristo» (2 lect.). El Hijo de Dios, al asumir la naturaleza humana,
nos ha unido a la naturaleza divina de modo admirable (oración sobre las
ofrendas). Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Que haya sitio
para Él en nuestro corazón. Viviendo santamente, podremos llegar un día a la
perfecta comunión con Cristo en la gloria (oración después de la comunión).
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