En el niño de Belén, Dios sale a nuestro
encuentro para hacernos protagonistas de la vida que nos rodea. Se ofrece para
que lo tomemos en brazos, para que lo alcemos y abracemos. Para que en él no
tengamos miedo de tomar en brazos, alzar y abrazar al sediento, al forastero,
al desnudo, al enfermo, al preso....
Papa Francisco en la misa del gallo de 2017
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