Domingo 1 de Noviembre de 2015
SOLEMNIDAD
DE TODOS LOS SANTOS
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Los textos de hoy nos ofrecen un
violento contraste. La esperanza brillante del futuro que nos espera (1ª
lectura: Apocalipsis 7, 2-4. 9-14), con la humildad de las Bienaventuranzas
(Evangelio: Mateo 5, 1-12)
Es muy bonita la frase de la segunda
lectura (1 Juan 3, 1-3): “Somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos”. La realidad no es sólo lo que se
ve. Nosotros no somos solamente lo que ahora aparece. Somos unos desconocidos
para nosotros mismos y es Jesús el que nos hace comprender quiénes somos.
No estamos destinados a la muerte. Dios
no es Dios de muertos, sino de vivos.
Pero, a Jesús, no le preocupa el
futuro, sino el presente. No le preocupa el destino, sino el camino. El destino
está en manos de Dios, de nuestro Padre. No hay por qué preocuparse.
Pero, en el camino, nos podemos
equivocar. Jesús nos muestra el modo de caminar: las Bienaventuranzas.
Son indicaciones para caminar con acierto;
son fáciles de entender pero, también, son como un camino en la montaña; fácil
de ver, evidente y claro, pero penoso, muy cuesta arriba. Ahora bien; sabemos
que merece la pena seguirlo hasta el final.
¡Vaya si lo merece!
¡Feliz día de todos los Santos!
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