En la iglesia
primitiva, el Santísimo se reservaba en un armario de la sacristía. Con el
tiempo, se empezó a reservar dentro de las columbas eucarísticas, unas palomas
metálicas huecas por dentro que colgaban por una cadena del techo de la
iglesia, sobre el altar. Por último, se empezó a reservar en unas arcas
colocadas sobre el altar o añadidas al retablo.
En muchas iglesias se colocaba en el altar mayor. Sin embargo, en las catedrales y en las iglesias monásticas se colocaba en el altar de una capilla lateral especial, la capilla del Santísimo. Esto era para poder darle un culto especial, y para poder sacar alguna forma para dar la comunión sin obstaculizar las celebraciones solemnes que se llevaban en el altar mayor.
Fuente: https://liturgiapapal.org/index.php/manual-de-liturgia/ornato-iglesias/433-el-sagrario.html
(30.5.2023)
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