13. ELEMENTOS
ARTÍSTICOS DE LA LITURGIA: LA MÚSICA
La
música sagrada es aquella que, creada para la celebración del culto divino,
posee cualidades de santidad y de perfección de formas. La música sacra será
tanto más santa cuanto más íntimamente esté unida a la acción litúrgica, ya sea
expresando con mayor delicadeza la oración o fomentando la unanimidad, ya
enriqueciendo de mayor solemnidad los ritos sagrados.
La
música sagrada tiene el mismo fin que la liturgia; es decir, la gloria de Dios
y la santificación de los fieles. La música sagrada aumenta el decoro y
esplendor de las solemnidades litúrgicas. “La música sacra -dirá el papa Juan
Pablo II- es un medio privilegiado para facilitar una participación activa de
los fieles en la acción sagrada”.
La
música no debe dominar la liturgia, sino servirla. En este sentido, antes de
san Pío X se celebraban muchas misas con orquesta, algunas muy célebres, que se
convertían a menudo en un gran concierto durante el cual tenía lugar la
Eucaristía. Y se desvirtuaba la finalidad profunda de la música litúrgica, la
gloria de Dios. Amenazaba la irrupción del virtuosismo, la vanidad de la propia
habilidad, que ya no está al servicio del todo, sino que quiere ponerse en un
primer plano.
Todo
esto hizo que, en el siglo XIX, el siglo de una subjetividad que quiere
emanciparse, en muchos casos se llegara a que lo sacro quedase atrapado en lo
operístico, recordando de nuevo aquellos peligros que, en su día, obligaron a
intervenir al concilio de Trento, que estableció la norma según la cual en la
música litúrgica era prioritario el predominio de la palabra, limitando así el
uso de los instrumentos.
FACISTOL
Hay
distintos géneros de música sagrada
permitidos en la Iglesia:
San
Pío X ofreció como modelo de música litúrgica el canto gregoriano, porque
servía a la liturgia sin dominarla. Tras el concilio Vaticano II, con la
introducción de la lengua del pueblo en la celebración, la música cambió y se
buscaron otras melodías diferentes al gregoriano. Sin embargo, el principio de
que el canto debe servir a la liturgia continúa vigente.
Hoy,
¿qué música sagrada permite la Iglesia? Se permiten el canto gregoriano, la
polifonía sagrada antigua y moderna, la música sagrada para órgano y el canto
sagrado popular, litúrgico y religioso.
También
el Vaticano II permitió la música autóctona de los pueblos cristianos, pero
adornada de las debidas cualidades. La Iglesia aprueba y admite todas las
formas musicales de arte auténtico, tanto vocal como instrumental. Pero de
nuevo debemos recordar el principio: la música debe servir a la liturgia, no
dominarla.
Entre
todos estos géneros musicales, la Iglesia da la preferencia al canto
gregoriano, que es el propio de la Liturgia romana y al que san Pío X califica
de supremo modelo de toda música sagrada, el único que heredó de los antiguos
Padres y que custodió celosamente durante el curso de los siglos en sus códices
litúrgicos.
PÓRTICO DE LA GLORIA
Instrumentos que son admitidos:
Nos
contesta el concilio Vaticano II: “En el culto divino se pueden admitir otros
instrumentos, a juicio y con consentimiento de la autoridad eclesiástica territorial
competente, siempre que sean aptos o puedan adaptarse al uso sagrado, convengan
a la dignidad del templo y contribuyan realmente a la edificación de los
fieles” (Sacrosanctum Concilium, n. 120).
Principios que ofrece el Papa para la música
dentro de las celebraciones litúrgicas católicas:
“Ante
todo, es necesario subrayar que la música destinada a los ritos sagrados debe
tener como punto de referencia la santidad”.
“No
puede haber música destinada a las celebraciones de los ritos sagrados que no
sea primero verdadero arte”. Sin embargo, “esta cualidad no es suficiente”
advierte el Santo Padre. “La música litúrgica debe, en efecto, responder a sus
requisitos específicos: la plena adhesión a los textos que presenta, la
consonancia con el tiempo y el momento litúrgico a la que está destinada, la
adecuada correspondencia con los ritos y gestos que propone”.
“El
sagrado ámbito de la celebración litúrgica no debe convertirse jamás en
laboratorio de experimentos o de prácticas de composición y ejecución
introducidas sin una atenta revisión”, dice además el Papa. “El canto
gregoriano”, dice luego Juan Pablo II, “ocupa un lugar particular”, pues “sigue
siendo aún hoy el elemento de unidad” en la liturgia.
En
general, señala el Papa, el aspecto musical de las celebraciones litúrgicas “no
puede ser dejado a la improvisación, ni al arbitrio de los individuos, sino que
debe ser confiado a una bien concertada dirección en respeto a las normas y
competencias, como fruto significativo de una adecuada formación litúrgica”.
Por ello, en el campo litúrgico, el Papa señala “la urgencia de promover una
sólida formación tanto de los pastores como de los fieles laicos”.
El
Papa Benedicto XVI enumera otros criterios sobre la música sagrada que son
importantes destacar:
v La
letra de la música litúrgica tiene que estar basada en la Sagrada Escritura.
v La
liturgia cristiana no está abierta a cualquier tipo de música.
v Nuestro
canto litúrgico es participación del canto y la oración de la gran Liturgia,
que abarca toda la creación. Así vencemos el subjetivismo y el individualismo,
que llevaría al virtuosismo y a la vanidad.
Fuente: Curso de Liturgia. (Cf)
Pedro Sergio Antonio Donoso Beant
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