Durante la Edad Media (siglos V al XV) hubo
diferentes tipos de música: profana, religiosa y la danza.
La música profana era la que no tenía ninguna relación con el culto ni la religión. Se desarrolla
igual que la religiosa y es interpretada por juglares (que van de aldea en
aldea, de castillo en castillo divirtiendo a un público analfabeto) y trovadores
(de clase social elevada, querían distinguirse de los juglares y, normalmente,
componen y cantan sus obras).
La Iglesia prohibió la danza en los
templos, aunque se conservaron las costumbres de danzar en algunas procesiones.
La música religiosa se extendió a partir del emperador Constantino en el 313. Es vocal y
sirve para adornar y “distraer” a los fieles. Existen el canto gregoriano y la
polifonía.
El canto gregoriano se caracteriza por ser libre,
monódico, con letra en latín y un ritmo que no tiene una pulsación predeterminada,
puesto que los acentos rítmicos son los naturales del texto.
En su interpretación sólo pueden intervenir voces masculinas; su finalidad es destacar aún más la oración. Su origen está en los primeros cristianos.
Fuente:
El taco del Sagrado Corazón de Jesús, 2023
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