Ser testigo de Cristo es
ser testigo de su Resurrección (Hch 1, 22), “haber comido y bebido con el
después de su Resurrección de entre los muertos” (Hch 10, 41). La esperanza
cristiana en la Resurrección está totalmente marcada por los encuentros con
Cristo resucitado.
Nosotros resucitaremos como Él, con Él, por Él.
Catecismo de la Iglesia
Católica, n. 995
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