Semana Santa
Se les
invita a todos a asistir con gozo y asombro a las distintas celebraciones
cargadas de misterio y simbolismo como son el Domingo de Ramos, La Cena con el lavatorio de los
pies, el Vía Crucis y Muerte de Cristo o a la gran alegría del Domingo de
Pascua.
Esta hoja parroquial que tienes
en tu mano quiere ayudarte a pensar y a que hables sobre estos episodios de la vida de Cristo con los
más pequeños de tu familia o no tan pequeños, con tus amigos, vecinos. Si lo
hacemos así estaremos sembrando la semilla de la fe en sus corazones y
descubriremos con asombro cómo sus vidas cambian. ¡Cuántas personas buscan a
Dios sin saberlo!
UN BURRITO PARA EL REY DEL UNIVERSO (Mateo 21, 1-9)
Cuando un personaje muy importante, como un rey, un príncipe, el Papa, o el presidente de un país visita otro país, la gente sale de sus casas para verlo pasar y los saludan con gritos, banderitas, papel picado y pancartas.
Algo parecido le
sucedió a Jesús. El domingo antes, de morir, se dirigió con sus amigos a la
ciudad de Jerusalén. Pero antes de entrar a la ciudad le pidió a uno de sus
amigos que le consiguiera prestado un
asno para entrar a la ciudad. Cuando se lo trajeron, montó sobre él y acompañado de sus amigos se
encaminó hacia la ciudad. Una gran multitud de gente salió de su casa al
encuentro de Jesús. Habían oído muchas cosas buenas y hermosas sobre él: que
amaba mucho a los niños y a los más
pobres, que sanaba a los enfermos, consolaba a los tristes y que sus palabras encerraban una gran sabiduría.
Entonces cuando lo
vieron montado en un asno se acercaron lo más que pudieron agitando ramos de
palma y olivo. Y gritaban llenos de entusiasmo: “Viva el Rey, el Mesías.
Bendito sea el que viene en el nombre del Señor”. Y algunos estaban tan
contentos e impresionados que lanzaron sus mantos al camino a modo de alfombra,
para que el Señor pasara sobre ellos.
Jesús recibía estos
saludos con una sonrisa humilde y mucha paz.
El burro se portó muy bien, no protestó, ni lanzó patadas a la gente; al
contrario caminaba contento de llevar sobre su lomo al Hijo de Dios y Rey del
universo.
UNA CENA
DE DESPEDIDA MUY ESPECIAL (Mateo 26,
17-28)
El jueves por la
tarde, Jesús quiso tener una cena de despedida con sus amigos más cercanos. El
sabía que sus enemigos estaban siguiendo sus pasos porque habían decidido darle
muerte en una cruz y quería despedirse. Jesús pidió prestada una sala grande
donde reunirse con ellos en privado.
Fue una comida muy especial.
Antes de sentarse a la mesa, Jesús tomó una palangana con agua, una toalla y
aunque él era el jefe, se arrodilló delante de sus doce amigos y les lavó los
pies.
Luego de este gesto de cariño y
preocupación por sus amigos se sentaron a la mesa. En un momento Jesús hizo
otro gesto muy especial. Tomó un pan, dio gracias a Dios por él y lo partió
para compartirlo entre todos. Lo mismo hizo con una copa de vino: dio gracias a
su Padre Dios por el vino y luego se la dio a sus discípulos. Todos comieron y
bebieron del mismo pan y del mismo vino.
Al repartir el pan Jesús dijo unas palabras muy misteriosas que ni sus
amigos entendieron muy bien ese día: “Este es mi cuerpo que será entregado por
ustedes”. Y cuando repartió el vino
dijo:”Esta es mi sangre que será
derramada por vosotros…”.
Estas palabras son muy misteriosas. ¿Qué quiso decir Jesús con esto?
Que cuando él se fuera de la tierra y volviera al cielo con su Padre Dios, no
nos dejaría solos y abandonados en esta tierra. Para poder quedarse para
siempre con nosotros, se le ocurrió la idea genial de permanecer en el pan y en
el vino que representan su cuerpo y su sangre. No en cualquier pan ni tampoco
en todo vino. Es lo que hacen los
sacerdotes, en recuerdo suyo, cuando celebran la Santa
Misa ¿Te has
fijado que en un momento de la
Misa levantan un trozo de pan blanco y redondo y también una
copa y pronuncian las mismas palabras de Jesús?
Es un momento muy importante de la Misa porque después de este gesto y de estas
palabras del sacerdote, ese pedazo de pan y esa copa de vino se convierten en
el cuerpo y en la sangre de Jesús.
Muchos de los niños de la
Catequesis Parroquial cuando hagan la Primera Comunión entenderán mejor estas palabras llenas de
misterio de Jesús.
Se invita a todos los niños a
participar en la Misa del Jueves Santo, que incluirá el lavatorio de los pies…
. Y en la celebración del Viernes Santo y procesión posterior. (Ambos días a las 20 horas en
la iglesia parroquial).
EL SEÑOR JESÚS HA RESUCITADO PARA SIEMPRE. ¡ALELUYA!
Jesús murió en la cruz un día viernes. Cuando bajaron su cadáver de la
cruz, lo enterraron en una tumba prestada por un amigo suyo llamado Nicodemo.
Pero al tercer día o sea, el domingo, muy de amanecida, antes que saliera el
sol, se levantó de la tumba lleno de vida, es decir, resucitó para siempre.
Unas mujeres que habían ido al sepulcro fueron las primeras que vieron
la tumba vacía y creyendo que se habían robado el cuerpo de Jesús, se pusieron
llorar. Al verlas Jesús se les apareció, las tranquilizó y las mandó a que
fueran a dar la noticia a sus
discípulos. Ellas, llenas de alegría de haberlo visto resucitado corrieron
hasta la ciudad a dar la tremenda noticia. Jesús estaba vivo, había vencido a
la muerte, había resucitado para
siempre, como lo había anunciado hacía unos meses atrás.
Pedro y Juan, dos de los amigos más cercanos de Jesús, no lo podían
creer; se vistieron con rapidez y salieron, corriendo para comprobar si las
mujeres decían la verdad. Al entrar al interior de la cueva, Jesús no estaba;
sólo vieron que el lienzo blanco con que
habían envuelto el cuerpo muerto de Jesús estaba doblado sobre una piedra. Era
verdad que había resucitado tal como se los había dicho en una ocasión. Jesús
había cumplido con su palabra y con su promesa.
Después de resucitado, Jesús se apareció varias veces a sus amigos,
conversó y comió también con ellos. En esas ocasiones, al verlo de nuevo vivo
entre ellos, sus corazones se llenaron de emoción, alegría y asombro.
La noticia de su resurrección se corrió por toda la ciudad, luego por
todos los demás pueblos y finalmente por todo el país. Esta ha sido la noticia
más espectacular que se ha dado en el mundo a través de los siglos. Al
principio hubo algunas personas que no creyeron que había resucitado hasta que
lo vieron entre las gentes.