miércoles, 29 de febrero de 2012

Via Crucis: 6ª estación


Sexta Estación

Jesús cae bajo el peso de la cruz

Triturado por nues­tros crí­menes (Is 53, 5).
Jesús cayó bajo el peso de la cruz va­rias veces en el ca­mino del Calvario (Tradición de la Iglesia de Jerusalén).
La Sagrada Escritura no hace re­fe­rencia a las caídas de Jesús, pero es ló­gico que per­diera el equi­li­brio mu­chas veces. La pér­dida de sangre por el des­ga­rra­miento de la piel en los azotes, los do­lores mus­cu­lares in­so­por­ta­bles, la tor­tura de la co­rona de es­pinas, el peso del ma­dero…, ¡no hay pa­la­bras para des­cribir el dolor que Cristo debió ex­pe­ri­mentar! Todos, al­guna vez, hemos tro­pe­zado y caído al suelo. ¡Con qué ra­pidez nos le­van­tamos para no hacer el ri­dículo! Contempla a Jesús en el suelo y todos a su al­re­dedor riendo con sorna y dán­dole algún que otro pun­tapié para que se le­van­tara. ¡Qué ri­dículo, qué hu­mi­lla­ción, Dios mío! Dice el salmo: «Pero yo soy un gu­sano, no un hombre, ver­güenza de la gente, des­precio del pueblo; al verme se burlan de mí, hacen vi­sajes, me­nean la ca­beza» (Sal.22, 7–8). Jesús sufre con todos los que tro­piezan en la vida y caen sin fuerzas víc­timas del al­cohol, las drogas y otros vi­cios que les hacen es­clavos, para que, apo­yados en Él, y en quienes los so­co­rren, se levanten.

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