CORPUS CHRISTI
para el 14/Junio/2020
Juan 6,51-58. Deut 8, 2-3. 14b-16; 1ª Cor 10,16-17; Juan 6, 51-58
Comentario
Un poco antes de esta
lectura del Evangelio, nos habla san Juan del Discurso del Señor sobre
el Pan de Vida. Les dice: Yo soy el pan de
vida. Después de la multiplicación de los panes, donde habían comido
hasta hartarse, le pedían señales. Les recuerda la señal de sus
antepasados en el desierto, cuando Dios les había dado el Maná, comida
desconocida para ellos, pero murieron. Hay otros muchos anticipos o
prefiguraciones de la Eucaristía en la Biblia: Melquisedec, que ofrece a Dios
pan y vino antes de bendecir a Abrahán... Para no repetir, remito
al N.1º- más abajo.
Como estamos Rezando
en Familia (13) : Sugiero que lo hagamos con la oración
litúrgica que la Iglesia nos propone para este dia: “Oh, Dios, que en
este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos
concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu
Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu
redención”.
Ahora, como en la
época de la Casa de la Troya, cuando en Santiago de Compostela,
existía la única Facultad de Medicina para Galicia, los estudiantes que iban a
su lugar de origen, La Coruña, se subían a la “Carrilana”, y al llegar
al Mesón do Vento -Mesón de Vieito- según dicen-, se paraban a dialogar,
ante “unos vasos” que los iluminaban.
Nosotros hoy nos vamos
a subir al “carro” de la memoria y de la inteligencia
para reflexionar y rezar a fin de que el Señor nos haga ver la importancia
que contiene para nosotros la Eucaristía en nuestras vidas, ya aquí en
la tierra y también para la vida eterna en el cielo. Si tiene importancia para
nosotros, la misma la tiene para los demás, que conviven con nosotros y para la
sociedad en que vivimos. ¡Que el Señor nos ilumine para saber ofrecerla!
1º.- Porque el mismo
Señor le dio esa importancia: al usar de modo tan repetitivo
e insistente ciertas palabras; como son: “Yo soy el pan vivo
que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para
siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo”...Y
Ante las dificultades que plantean los judíos, discutiendo, Él
insiste: “En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del
Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en
vosotros: El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo
le resucitaré en el último dia. Mi carne es verdara comida,
y mi sangre verdara bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita
en mi y yo en él. Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo
por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros
padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para
siempre”. Son palabras dichas por el mismo Cristo, que como se ve, está
hablando muy en serio. Nosotros debemos tomarlas por lo tanto también en
serio. Se celebra la Institución de la Eucaristía, el día de Jueves
Santo.
2º.- En el
mundo semita, la palabra “carne” indica la persona humana en su realidad
total -cuerpo y alma-. No cabe una interpretación parcial para ellos. Se va
a identificar, por tanto, con la misma “sabiduría”, como más abajo veremos.
Jesús no se echa atrás ante los que se le resisten y que saben
bien quien es Él. El hijo de María y de José, de Nazaret, – con cuerpo de
carne—Ahora su vida (persona) va a hacerse presente en el Pan.
La Vida que nos trae Jesús pasa por conocerle en su doctrina y en
sus obras y finalmente ahora va a pasar por comer de ese pan.
Lo repite hasta unas ocho veces. Incluso en una ocasión usa la palabra “masticar”.
Además comer ciertas “carnes”
era algo prohibido para los judíos; y por supuesto, “carnes
humanas”. La “sangre” la consideraban la “fuente de la vida”.
Estaba también “prohibido” beberla. La respuesta estará en que el pan y el
vino, -una vez consagrados- separados por la muerte cruenta de la Cruz –, serán
el nuevo Cuerpo de Cristo en La Eucaristía, que nos dará la vida que se
nos promete como Nuevo Maná: “Como el Padre, en efecto, tiene
la vida en si mismo, así ha concedido también al Hijo tener vida en si
mismo” (Juan 5,26). “Como el Padre, que tiene la vida, me ha enviado
y yo vivo por el Padre, así quien me come vivirá por mi”.( Juan, 6,
57). Así nos abre también a la “Sabiduría divina de la Fe”, para
la vida nuestra en este mundo y también en la eterna, por la Eucaristía.
Razón y Fe se complementan como vemos.
3º.- Institución
de la Fiesta del Corpus.: Ante tan Gran
Misterio desde siempre se creyó en la Eucaristía en la Iglesia, pero hubo
sus altos y bajos; y también herejías, descuidos y dejadeces.
En la
Carta 1 Cor. 11, 23-26 san Pablo recoge lo que ha recibido por tradición
sobre la institución de la Eucaristía. Desde el principio se empezó celebrando
el Domingo. Hay un testimonio de un converso, san Justino,
que siendo de origen palestino, filósofo, que se estableció en Roma. Se
dirigió al emperador Antonio Pio (138-161) justificando, en la Primera
Apología, la fe cristiana y las conversiones a la fe en Cristo.
Antiguamente se leía en las Misas. Era demasiado larga. Ahora está suprimida su
lectura.
Después
fueron surgiendo otras Fiestas como la de Corpus (s. XIII),
en Lieja, gracias a la visión misteriosa de la Luna en 1208, de
una sencilla santa mujer, Juliana de Monte Cornillón, fue apoyada
después por el Papa Urbano IV y Santo Tomás de Aquino, para
exaltar la Eucaristía, y se instituyó esta fiesta; la Orden de Cluny
también la apoyó y colaboró en su difusión. Después se extendió por todo el
mundo como día de precepto incluso, hasta hoy. Para mayor abundancia de
datos e historia ver: El Corpus Christi en el Magisterio de los Papas: un
camino de salvación en “Vatican News”.-Misa del Papa.
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