ASCENSIÓN DEL SEÑOR 2020
Mt.28,16-20
Oración: “Dios todopoderoso,
concédenos exultar santamente de gozo y alegrarnos
con religiosa acción de gracias, porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es
ya nuestra victoria, y a donde ya se ha adelantado gloriosamente nuestra
cabeza esperamos llegar también los miembros de su cuerpo. Por
nuestro Señor Jesucristo.”
María Magdalena y la
otra María, han recibido el encargo de decir a los “discípulos”,
que vayan a Galilea, porque allí le verán. Primero lo recibieron del
ángel en el sepulcro y después del mismo Resucitado cuando le
encontraron en el camino.
Aquí nos enseña que las
mujeres, no están en la Iglesia sólo para servir “con sus bienes”
Lc 8,3), sino para ser “testigos” del Señor, a quien vieron y
escucharon. Los discípulos “obedecen” y van a Galilea, tierra en la que
hay judíos y paganos. Se habla de discípulos - y no de apóstoles -,
matiz importante, porque discípulo es el que siempre está dispuesto a
aprender. Luego podrá llegar a ser apóstol, por la misión
encomendada.
Viene bien recordar la
frase de santa Hildegarda: “El que no quiera saber más de
Dios, está poniendo fin al sentido de su vida”, para que le pidamos al Señor
tener interés por las cosas de Dios y sin despreciar las el Mundo que
también tienen relación con Él.
Después de la guerra
he visto matar pollos cortándoles la cabeza, los apartaban y seguían corriendo
a lo loco -pollos descabezados- y cuando leo en el Evangelio “niños” en
la plaza, que no cantan ni bailan cuando la flauta suena; o las “ovejas” que se
quieren “salir del aprisco”, me recuerda siempre el rutinario desinterés
por las cosas, que deberíamos tener más entre manos, como es nuestra
Salvación. Para eso ha venido Jesús a la tierra y se fue al cielo.
Vino para enseñarnos el camino o los caminos y luego darnos la
salvación.
1º.- Nos muestra su
Camino: con su Encarnación (haciéndose hombre); y en su nacimiento
(Belén); A los 12 años (con sus padres en el Templo); instituyendo el Bautismo
y los Sacramentos; enseñando; tomando decisiones; visitando a la gente;
curaciones; su Pasión, Muerte y Resurrección y finalmente su Ascensión al
Cielo; y el envío de Espíritu Santo. Sube al cielo y no quiso se separarse de
nosotros, ya que nos dijo: “se me ha dado todo poder en el cielo y en la
tierra”.
Quiere
que valoremos lo que El ha hecho por nosotros, dándonos la Vida
Divina; y también quiere que, por propia iniciativa personal, despertemos a un mayor
afán de santidad, para involucrarnos en su apostolado y preocupación por
los demás, sintiéndonos más Iglesia y poder llegar así a todo el mundo
cuanto antes, porque los que se van ya no vuelven; y este es el momento mejor.
2º.- Debemos, por lo
tanto, personalmente y con iniciativa buscarnos nuestros propios caminos
para poder corresponderle: San Pablo (Ef 1,17-23)
enseñaba que no hay nada que nos impida acceder a Dios. Jesús fue
“como el escalador que ha abierto un camino en una montaña
inaccesible y quienes le siguen tienen que seguir las marcas que él ha
dejado y no desengancharse de la cuerda que se le ha tendido”. Por eso estamos
alegres. Además, contamos con la ayuda de la Santa Madre Iglesia,
para corregirnos, orientarnos, limpiarnos - si fuese preciso - en esta tarea.
Debemos, pues, esforzarnos en conocerla mejor, dejarnos querer más y
contribuyendo a su edificación. Sabemos que desde que Jesús está en el cielo,
podemos tener una intimidad con Él y que no conocieron los apóstoles
durante su vida pública en la tierra. Prueba y verás...
3º.- ¿Qué caminos
podríamos buscar y elegir? Se me ocurren unos tres campos:
la Familia, empezando por los más cercanos:
hijos..., el trabajo: - compañeros -; y las amistades
- que se nos cruzan en la vida, y que no son “casualidades”, sino
“Providencia de Dios”-, procurando hacerles la vida más agradable e
ilusionarles un poco más. A estos tres campos habría que llegar, tal vez, por
otros infinitos senderos, que en tu caso concreto, tu
conocerás mejor que yo.
Y ya que estamos en el mes de Mayo, dedicado a la Virgen, te
invito a hacerle una visita, teniéndola interiormente presente en la
conversación, ó acompañando a alguien para rezarle un Rosario o un
misterio, al menos, como “arma poderosa” que es, ante una Imagen suya o
Santuario, y con una intención concreta evitando la dispersión.
Simón David Castro Uzal sdavidcuzal@gmail.com
para el 24/Mayo/2020
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