I. La Navidad es
la celebración, memoria y actualización del acontecimiento salvífico histórico
del nacimiento de Jesucristo, de la
manifestación de la salvación de Dios en Jesús de Nazaret.
II. El centro de la Navidad lo constituye el alumbramiento de Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María, en Belén de Judá. Es el insondable misterio de un Dios nacido en la carne. El que ha nacido de la Virgen es Hijo de Dios e Hijo de hombre. Afirmamos las dos realidades juntas, sin merma de ninguna de ellas, sin deterioro, sin que deje de ser realmente Dios y realmente hombre.
III. Navidad es adentrarse en el misterio de la encarnación del Hijo de Dios. La fe descubre, sin escándalo, a la Majestad divina humillada; a la Omnipotencia, débil; a la Eternidad, mortal; al Impasible, padeciendo; al Bendito, maldecido; al Santo, hecho pecado por nosotros; al Rico, empobrecido para enriquecernos; al Señor, tomando forma de siervo para liberarnos de la esclavitud.
IV. La Navidad es el tiempo de Dios y el tiempo del hombre. El clima creado por la liturgia de estos días pretende provocar la fe en la manifestación divina, la apertura a la gracia, la necesidad del amor y del seguimiento a Jesucristo.
V. Navidad es la eclosión de la luz y la luz es para alumbrar, para calentar, para guiar.
VI. Dentro de la Navidad hay otras dos grandes fiestas: la Sagrada Familia y Santa María Madre de Dios. El domingo dentro de la octava de la Navidad es la festividad de la Sagrada Familia, que, en la Iglesia Católica en España, coincide con el día de la familia y de la vida. Este año es el día 30 de diciembre. En el día de la octava de la Navidad (1 de enero), toda la Iglesia Católica celebra la solemnidad de la Maternidad divina de la Virgen María. Desde 1968, por disposición del Papa Pablo VI, es también el día de la Jornada Mundial de oración por la paz, que conlleva siempre mensaje papal.
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