RESUMEN CATEQUESIS 14 DE FEBRERO DE 2018
Continuamos con las catequesis del Papa Francisco sobre la santa misa.
Habíamos llegado a la homilía.
Continuamos con la catequesis
sobre la misa. La escucha de las
lecturas bíblicas, que se prolonga en la homilía, ¿a qué responde? Responde a
un derecho: el derecho espiritual del pueblo de Dios a recibir abundantemente
el tesoro de la Palabra de Dios. ¡Es un derecho! Y cuando la Palabra de
Dios no se lee bien, no se predica con fervor por el diácono, por el sacerdote
o por el obispo se falta a un derecho de los fieles. Nosotros tenemos el
derecho de escuchar la Palabra de Dios. El
Señor habla para todos, pastores y fieles. Llama al corazón de los que
participan en la misa, cada uno en su condición de vida, edad, situación. Su Palabra llama al corazón y cambia los
corazones.
Por lo tanto, después de la homilía, un tiempo de
silencio permite que la semilla recibida se sedimente en el alma, para que
nazcan propósitos de adhesión a lo que el Espíritu ha sugerido a cada uno. Hay que guardar un hermoso silencio después
de la homilía y cada uno tiene que pensar en lo que ha escuchado.
Después de este silencio, ¿cómo
continúa la misa? Todos nosotros rezamos
el Credo. Rezado por toda la asamblea, el Símbolo
manifiesta la respuesta común a lo que se ha escuchado en la Palabra de Dios. La
fe “viene de la predicación y la predicación por la Palabra de Cristo” (Rom.
10:17). La fe se alimenta, por lo tanto, de la escucha y conduce al
Sacramento. El rezo del Credo ayuda recordar, confesar y manifestar los grandes
misterios de la fe.
Luego viene la oración de los fieles, las peticiones. En este momento de la oración universal, después del
Credo, es el momento de pedir al Señor las cosas más importantes en la misa,
las cosas que necesitamos, lo que queremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario