En los próximos números de este boletín presentaremos
un resumen de las Catequesis que el Papa Francisco dio los miércoles entre
noviembre de 2017 y abril de 2018. La que ahora puedes ver aquí resumida es la
del 8 de noviembre de 2017.
El
Papa comenzó explicando que es
fundamental para los cristianos comprender bien el valor y el significado de la
Santa Misa, para vivir cada vez más plenamente nuestra relación con Dios.
No
podemos olvidar el gran número de cristianos que, en el mundo entero, en dos
mil años de historia, han resistido hasta la muerte por defender la eucaristía;
y cuántos, todavía hoy, arriesgan la vida para participar en la misa dominical.
En el año 304, durante las persecuciones de Diocleciano, un grupo de
cristianos, del norte de África, fueron sorprendidos mientras celebraban misa
en una casa y fueron arrestados. El procónsul romano, en el interrogatorio, les
preguntó por qué lo hicieron, sabiendo que estaba absolutamente prohibido. Y
respondieron: «Sin el domingo no podemos
vivir», que quería decir: si no podemos celebrar la eucaristía, no podemos
vivir, nuestra vida cristiana moriría.
De
hecho, Jesús dijo a sus discípulos: «Si
no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida
en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le
resucitaré el último día» (Juan 6, 53-54).
Estos
cristianos del norte de África fueron asesinados porque celebraban la
eucaristía. Han dejado el testimonio de que se puede renunciar a la vida terrena por la eucaristía, porque esta nos
da la vida eterna, haciéndonos partícipes de la victoria de Cristo sobre la
muerte. Un testimonio que nos interpela a todos y pide una respuesta sobre qué
significa para cada uno de nosotros participar en el sacrificio de la misa y
acercarnos a la mesa del Señor. El sentido más profundo de la santa eucaristía,
que significa «agradecimiento»: agradecimiento a Dios Padre, Hijo y Espíritu
Santo que nos atrae y nos transforma en su comunión de amor.
La eucaristía es un suceso maravilloso en el cual
Jesucristo, nuestra vida, se hace presente.
Participar en la misa «es vivir otra vez la pasión y la muerte redentora del
Señor. Es necesario enseñar a los niños a hacer bien la señal de la cruz. Así
empieza la misa, así empieza la vida, así empieza la jornada. Esto quiere decir
que nosotros somos redimidos con la cruz del Señor. Mirad a los niños y
enseñadles a hacer bien la señal de la cruz.
El
Papa concluyó esta catequesis pidiendo que no se hicieran fotos durante la Misa
y que nos animásemos a redescubrir la
belleza que se esconde en la Misa, y que, una vez desvelada, da pleno sentido a
la vida de cada uno.
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