El Bautismo ¡no es una formalidad!
Hablando
del Bautismo el Papa Francisco explicó hace un año que “¡no es una formalidad!”
y precisó que no es lo mismo un niño bautizado que uno que no lo está.
Al
referirse al Bautismo explicó que este sacramento, junto a la Eucaristía y la
Confirmación, forman la llamada “Iniciación cristiana”, que “constituye como un
único, gran evento sacramental que nos configura al Señor y hace de nosotros un
signo vivo de su presencia y de su amor”.
“Puede
nacer en nosotros una pregunta: ¿pero es de verdad necesario el Bautismo para
vivir como cristianos y seguir a Jesús? ¿No es en el fondo un simple rito, un
acto formal de la Iglesia
para dar el nombre al niño o a la niña? ¿Es una pregunta que puede venir, no?”
Por
medio del Bautismo hemos sido sepultados junto a Él en la muerte para que, como
Cristo fue resucitado entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así
también nosotros podamos caminar en una vida
nueva” (Rm 6,3-4). Por lo tanto ¡no es una formalidad! Es un acto que toca en
profundidad nuestra existencia.
“Nosotros,
con el Bautismo, somos sumergidos en aquella fuente inagotable de vida que es
la muerte de Jesús, el más grande acto de amor de toda la historia; y gracias a
este amor, podemos vivir una vida nueva, no más a la merced del mal, del pecado
y de la muerte, sino en la comunión con Dios y con los hermanos”.
Relieve
del Bautismo de Cristo de la parroquial
El
Papa reiteró luego la importancia de recordar la fecha del propio bautismo y,
si no sabe, alentó a averiguarla: “hoy, en casa, busquen, pregunten la fecha
del Bautismo y así sabrán cuál ha sido el día tan bello del Bautismo. ¿Lo
harán? (responden: ¡sí! ) No siento entusiamo, ¿eh? ¿Lo harán? (gritan más
fuerte: ¡sí! ) ¡Eh, sí! Porque es conocer una fecha feliz, aquella de nuestro
Bautismo. El riesgo de no saberlo es perder la memoria de aquello que el Señor
ha hecho en nosotros, la memoria del don que hemos recibido”.
“Entonces
terminamos por considerarlo sólo como un evento que ha sucedido en el pasado –
y ni siquiera por voluntad nuestra, sino de nuestros padres – por lo tanto no
tiene más ninguna incidencia en el presente. Debemos despertar la memoria de
nuestro Bautismo: despertar la memoria del Bautismo. Estamos llamados a vivir
nuestro Bautismo cada día, como realidad actual en nuestra existencia”.
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