El 17 de diciembre de 2011 cumplió
los 43 años. Sus papás y su hermana le hicieron una fiesta y muuuchos regalos
(le encantaba desenvolver regalos… En Navidad, ¡él era el encargado de
desenvolver los de todos!) Pero Jesús ya estaba muy cansadito, ya no tenía
muchas fuerzas.
Las Navidades del 2011-2012 (las
únicas que vivió con su familia gallega) fueron perfectas: pudo conocer a toda
la familia que no conocía, y viceversa. Estaba
feliz, pero la salud ya no le acompañaba. Gracias a Dios,
su edad mental de 3-4 años, un poco más para algunas cosas, hacía que él no se diese cuenta de que… se estaba
apagando como una velita.
Con la llegada del nuevo año, el
2012, todo empezó a precipitarse de un modo vertiginoso. El proceso de
envejecimiento que sufre una persona
desde los 70 a los 100 años, él lo vivió en apenas medio año. Pero siempre con
una gran sonrisa y mucho amor dado y recibido.
Para la familia era demoledor ver
como cada día Jesús ya no era la persona que era el día
anterior. Pero ni el cansancio, ni el desánimo, ni la debilidad hicieron mella.
Siempre a su lado. Su familia lo dejó todo (todo) por acompañarle hasta el
final y hacer que su vida fuera cada día una ilusión, un juego, mil sonrisas…
Sus padres y su
hermana no durmieron
–en sentido estricto- durante un año y medio; y cuando lo hacían, se turnaban, porque
sabían que podía pasar en cualquier momento. Fue, hasta aquel
momento, el año más duro, a todos los niveles, de sus vidas. Sólo superados
ahora, por el dolor de su ausencia.
Pasó un verano con muchas
complicaciones. Con la única excepción del día 23 de julio, el día del cumpleaños de su hermana, en el que, por
un día, volvió a ser el niño que era antes: lleno de vida, de
jovialidad, de risas… Quiso ir a la playa y lo llevaron a Cabío. Incluso fue un
día soleado, con calor pero no en
exceso, y el agua del mar parecía la de nuestro amado mediterráneo. Fue una cadena de sincronicidades que fue el
mejor regalo que les pudo dar. Era como si estuviera diciendo a su familia y,
en especial a su hermana: “Es así
como quiero que me
recuerdes el resto de los días de cumpleaños que vivas”.
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