Ayer por la mañana un ciclista anónimo me saludó en Bertamiráns. Miré para él pero con el casco y la indumentaria deportiva no lo reconocí. Escribo aquí esto para devolverle el saludo ahora; aunque sea de esta forma tan impersonal; pero es que en directo no se lo devolví, pues no le reconocí. La verdad es que él tampoco esperó a que yo pudiese reaccionar; pues me saludó sobre la marcha y cuando miré ya había recorrido -cual Tour- bastantes metros como para poder devolverle su saludo. Ya casi eran las 12. Al rezar el ángelus le encomendé como casi seguro haga hoy de nuevo; exactamente igual que a M. a quien me dirigía a visitar en aquel momento. Está enferma, pero contenta. Si lees esto, ciclista anónimo: ¡buena ruta y buen día!