En estos días de Cuaresma siempre me pregunto qué debo hacer. Al hablar con algunos amigos, veo que muchos no hacen nada especial. Otros sí, propósitos generosos. Entre quienes me dejan impresionado destacan algunos niños pequeños, porque se proponen renunciar estas semanas a las chucherías, refrescos, helados…, lo cual es un gran sacrificio a esa edad. Incluso para un adulto, también.
Vamos al principio: este tiempo de Cuaresma es para acompañar al Señor en su sufrimiento camino del Calvario y en su muerte. Y para resucitar con Él en la Pascua.
Jesús nos invita, si queremos ser sus discípulos a caminar con Él. A menudo nos apartamos de su amor y la Cuaresma es un tiempo genial para reparar por nuestros pecados mediante el incremento de nuestras obras de penitencia. ¡No faltan razones para que seamos generosos en Cuaresma!
La Iglesia indica tres modos de vivirla: la oración, el ayuno y la limosna. Se citan en el Evangelio (Mt 6, 2-18). Es bueno que hagamos algún propósito con cada uno de esos campos.
Oración; tal vez, asistir a Misa alguna vez más, rezar el Via Crucis, leer o meditar el Evangelio, el acto eucarístico de los jueves, rezar el Rosario…etc.
Ayunar supone negarse a uno mismo algo. Muchos lo hacen. Podría ser algo así como renunciar a los dulces, el alcohol, el tabaco, la radio, la televisión o internet…, yo que sé. También está no comer carne los viernes (abstinencia), o ayunar el miércoles de ceniza y el viernes santo. Esto último se trata de hacer sólo una comida completa.
Conviene recordar que estas costumbres no incluyen los domingos ni las solemnidades como (p. ej.; el día de San José). Eso sí; vivir los distintos aspectos del ayuno ayuda.
Está bien en este tiempo ofrecer a Dios las dificultades, contrariedades y asperezas de la vida: dolores de cabeza, cansancio, disgustos, problemas…, etc. El Papa Benedicto XVI dice que cuando se hace esto, “incluso los pequeños inconvenientes de la vida diaria pueden adquirir sentido y contribuir a la economía del bien y del amor humano” (Carta encíclica Spe Salvi, n. 40).
Finalmente, la limosna incluye todas las obras de caridad. Compartir un poco de nuestro dinero es un modo sencillo de vivir la Cuaresma. Otra posibilidad es esforzarse por cumplir puntualmente nuestras obligaciones en casa o en el trabajo; ser amables, pacientes y alegres; no quejarse ni criticar a los demás; visitar algún enfermo, ser más educado con los otros conductores en la carretera…, etc.
Invito a todos a vivir intensamente este tiempo. Al llegar la Pascua comprobaremos que hemos progresado en amor de Dios y en santidad. Y experimentaremos la alegría de una verdadera resurrección en nuestra vida interior.
No faltéis a la representación de la Pasión de Jesús que tendremos, D. m., el sábado 2 de abril a las 18.30 horas en la Capilla de la Peregrina de Bertamiráns.
¡Feliz Cuaresma a todos!
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