SAN JOSÉ,
FIEL GUARDIÁN DE LOS MISTERIOS DE LA SALVACIÓN
Si
comparamos a José con el resto de la Iglesia universal de Cristo, ¿no es este
el hombre privilegiado y providencial, por medio del cual la entrada de Cristo
en el mundo se desarrolló de una manera ordenada y sin escándalos? Si es verdad
que la Iglesia entera es deudora a la Virgen Madre por quien recibió a Cristo,
después de María es a san José a quien debe un agradecimiento y una veneración
singular.
José
viene a ser el broche del Antiguo Testamento, broche en el que fructifica la
promesa hecha a los patriarcas y a los profetas. Solo él poseyó de una manera
corporal lo que para ellos había sido mera promesa. No cabe duda de que Cristo
no sólo no se ha desdicho de la familiaridad y del respeto con que le trató
durante su vida mortal, somo si fuera su padre, sino que la habrá completado y
perfeccionado en el cielo. Por eso, también con razón se dice: Entra en el
gozo de tu Señor. Acuérdate de nosotros, bienaventurado José, e intercede
con tu oración ante Aquel que pasaba por hijo tuyo; intercede también por
nosotros ante la Virgen, tu esposa, madre de Aquel que con el Padre y el Espíritu
Santo vive y reina por los siglos de los siglos.
San Bernardino de Siena
Famoso predicador franciscano (1380 – 1444); fue gran difusor de la devoción al nombre de Jesús bajo las iniciales JHS
(Jesús, Hombre, Salvador)
Fuente: Magnificat, marzo 2023
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