La
alegría aparece en el anuncio del nacimiento de Jesús que hace el
ángel a la Virgen. Y ella enseguida se pone en camino, es Peregrina. Esa
alegría es el don propio del Espíritu Santo y el verdadero don que por medio de
la Virgen nos vino. Así pues, en el saludo del ángel se oye el sonido de un
acorde que seguirá resonando a través de todo el tiempo de la Iglesia y que,
también se puede percibir en la palabra fundamental con la cual se designa todo
el mensaje cristiano en su conjunto: el Evangelio,
la Buena Nueva.
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