El pasado miércoles, 27 de mayo de 2015
el Papa en su habitual catequesis habló de la importancia del noviazgo. Se
publican aquí los párrafos principales:
El noviazgo es el tiempo en el
cual los dos están llamados a realizar un buen trabajo sobre el amor, un
trabajo partícipe y compartido, que va a la profundidad. Ambos se descubren
despacio, mutuamente, es decir, el hombre «conoce» a la mujer conociendo a esta
mujer, su novia; y la mujer «conoce» al hombre conociendo a este hombre,
su novio. No subestimemos la importancia de este aprendizaje: es un bonito compromiso, y el amor mismo lo
requiere, porque no es sólo una felicidad despreocupada, una emoción
encantada...
La alianza de amor entre el
hombre y la mujer, alianza por la vida, no se improvisa, no se hace de
un día para el otro. La alianza del amor del hombre y la mujer se aprende y se
afina. Me permito decir que se trata de una alianza artesanal. Hacer de dos
vidas una vida sola, es incluso casi un milagro, un milagro de la libertad y
del corazón, confiado a la fe. Tal vez deberíamos comprometernos más en este
punto, porque nuestras «coordenadas sentimentales» están un poco confusas.
Quien pretende querer todo y enseguida, luego cede también en todo —y
enseguida— ante la primera dificultad (o ante la primera ocasión)., en
misericordia y en ternura, me desposaré contigo en fidelidad y conocerás al
Señor» (2, 21-22). Es un largo camino el que el Señor recorre con su pueblo en
este itinerario de noviazgo. Al final Dios se desposa con su pueblo en
Jesucristo: en Jesús se desposa con la Iglesia. El pueblo de Dios es la esposa
de Jesús. ¡Cuánto camino!
El
noviazgo es un itinerario de vida que debe madurar como la fruta, es un camino
de maduración en el amor, hasta el momento que se convierte en matrimonio.
Los cursos prematrimoniales
son una expresión especial de la preparación. Se debe revaluar el noviazgo como
tiempo de conocimiento mutuo y de compartir un proyecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario