viernes, 6 de febrero de 2015

Asociaciones seglares en esta parroquia en los ss. XIX-XX


Las ideas ilustradas del siglo XVIII -el siglo de las luces- pero; sobre todo, los procesos revolucionarios y el triunfo del liberalismo en Europa tuvieron un claro impacto sobre las creencias religiosas en el siglo XIX.
 

Delacroix, La libertad guiando al pueblo, Museo del Louvre

 

Comenzó a extenderse la idea de que la religión era un asunto personal que no tenía por qué encuadrarse en la pertenencia a una determinada confesión o iglesia. La indiferencia religiosa aumentó entre la población durante el siglo XIX, aunque las confesiones religiosas mantuvieron su peso en el mundo rural. Los cambios revolucionarios impactaron fuertemente en las confesiones religiosas, especialmente en la Iglesia Católica, que vio como los nuevos Estados liberales menoscabaron su poder económico -desamortizaciones de sus propiedades- y sus privilegios.


 

Por otro lado, el Estado liberal se atribuyó funciones que en el Antiguo Régimen desempeñaba fundamentalmente la Iglesia, como la educación y la asistencia social. Este proceso supuso una evidente secularización de la vida política y social. También, creció el anticlericalismo, es decir, el pensamiento completamente contrario a la Iglesia Católica y que, en algunos momentos, derivó en acciones violentas.

 

En Ortoño en particular estos cambios también afectaron a la vida espiritual de la parroquia. Las tensiones sociales, derivadas de las largas guerras carlistas, entre liberales y conservadores unido al mal estado de la economía hizo resentir también la vida de la parroquia. El templo parroquial de Ortoño amenazaba ruina a mediados de la centuria. No había cohexión entre los feligreses y los bienes del iglesario habían sido subastados. Se carecía de fondos y las dificultades eran grandes.

 


Sin embargo en la segunda mitad del s. XIX gracias a una sucesión de buenos y bien formados párrocos se va recomponiendo la situación. Se reedifica la iglesia y se le da el aspecto que hoy tiene. Se van recuperando algunas propiedades y se adecenta el entorno. Al mismo tiempo que se renuevan la parte material del templo en la parroquia también se reconstruye su parte espiritual gracias entre otras cosas a las asociaciones seglares promovidas y alentadas por los párrocos.

Entre estas tuvieron presencia el Apostolado de la Oración, la Asociación de hijas de María, asociación del Sagrado Corazón de Jesús y finalmente la Acción Católica.

 
El Apostolado de la Oración es una asociación de fieles que se basa en el ofrecimiento de uno mismo a Dios para cumplir su voluntad y colaborar a la salvación de todo el mundo. Tiene en el Sagrado Corazón de Jesús su fiesta puesto que en él reside la mayor entrega por amor a la humanidad, obediente a la voluntad del Padre. Fue fundado en 1844 por estudiantes jesuitas que soñaban impacientes con misionar tierras lejanas. Su espiritual el P. Gautrelet les enseñó a unir a sus estudios la oración y todos los trabajos que realizaban.

El Apostolado de la Oración tiene constancia documental en Ortoño desde al menos 1886. Esta asociación parece que englobaba varias parroquias, pues sus libros registran a socios de Ortoño, Bugallido y Ánxeles. Estaba dividido en secciones masculina y femenina. Paralelamente también hacía 1893 se funda la “asociación del Sagrado Corazón de Jesús”.

No se guarda más constancia documental de esta asociación hasta 1941, en que se reorganiza de nuevo.

 


Previamente, a las referencias conservadas sobre el Apostolado de la Oración, se había fundado en 1870 la Asociación de las hijas de María. Cada año se adherían más socias llegando a ser una de las asociaciones cristianas más grandes. Esta comunidad de hijas de María Inmaculada está asociada a la aparición de la Virgen a Catalina Labouré, novicia en las Hijas de la Caridad de Paris en 1830. A partir de 1876 se extendió rápidamente por la Iglesia. Su advocación es la Virgen Inmaculada de la Medalla milagrosa que se celebra el 27 de noviembre, aunque su devoción es principalmente la Virgen en especial durante el mes de mayo y su tradicional fiesta el último domingo de este mes.



 

Otra asociación es Acción Católica, que se funda en Ortoño el 25 de junio de 1945, el día en que dentro de las fiestas patronales se celebra el Santísimo Sacramento. Estaba también dividida en sección masculina y femenina. Tenía una junta general que englobaba no solo a ambas secciones sino que también ejercía una coordinación sobre las demás asociaciones de fieles de la parroquia. Ya que englobaba el apostolado de la oración, las Hijas de María y la asociación del Sagrado Corazón. De esta forma desde su fundación fue un órgano de apostolado seglar que motivó la vida religiosa y parroquial, de forma que participaban en ella todas las demás asociaciones de fieles.

 

En 1942 se funda en Ortoño un grupo de Acción católica de jóvenes. De este grupo no tenemos más información hasta 1965. En ese año se constituye la denominada Sociedad de jóvenes de Ortoño de la que no tenemos más noticias escritas. En ese año se clausura el Concilio Vaticano II que descubrió que en el periodo moderno de la evangelización juegan un papel de protagonismo los laicos. El concilio lo expresó en el decreto Apostolicam actuositatem, luego el beato Pablo VI en la Evangelii nuntiandi y San Juan Pablo II en la Christifideles laici. Entre los meses que van de diciembre de 1962 a agosto de 1963 podemos hablar de la fundación y erección de una asociación de fieles de carácter público también en esta parroquia que recogía el sentimiento de devoción a la Virgen en su advocación de Peregrina en el lugar de Bertamiráns. En realidad venía a dar forma a un sentimiento secular en estas tierras de cariño a la Virgen. Pero de este tema ya hemos hablado en otras muchas ocasiones.

 


Los antecedentes de estas asociaciones de fieles laicos  se encuentran en el Evangelio. Después del primer envío de los apóstoles a la misión, Jesús “designó a otros setenta y dos y los envió por delante, de dos en dos, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir” (Lc 10, 1).

Estos setenta y dos discípulos, probablemente, eran todos aquellos que él había reunido hasta aquel momento, o al menos todos aquellos que estaban dispuestos a comprometerse seriamente por él. Por tanto, Jesús envía a todos sus discípulos.

 

Hay un laico en Estados Unidos que cuando va a un nuevo lugar al hablar de Dios a los demás comienza diciendo muy serio: “Dos mil quinientos obispos, reunidos en el Vaticano, me han pedido que venga a anunciaros el Evangelio”. La gente se sorprende y él explica que los dos mil quinientos obispos son los que participaron en el  Concilio Vaticano II y escribieron el decreto sobre el apostolado de los laicos, en el que se exhorta a cada laico cristiano a participar en la misión evangelizadora de la Iglesia. Tiene razón al decir: “me lo han pedido”. Esas palabras del Concilio no son palabras al viento, para todos y a ninguno, están dirigidas de modo personal a cada laico católico.

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